23 noviembre 2015

Tristeza

¿Hace falta expresar lo que uno siente? Probablemente no. Sin embargo, vengo a leer que es lo que piensa la gente que admiro, que respeto y que me ayuda a pensar. Para responder preguntas, para encontrar respuestas. Para entender. Para reflexionar. Para no sentirnos solos.

Vengo para todo eso y un ex educando me manda un mail. Una loca linda que conocí en un bar me envía una canción. Lo mismo que hizo mi ayudante de cátedra ayer. Un viejo amigo me escribe después de tres años. Y el novio de una amiga me dice que estuvo llorando. Y entonces escribimos.

Todo lo que sentíamos decir ya lo dijimos. Y no hay que ser tremendistas, claro. Sin embargo, para muchos fue una derrota política. Una más entre tantas. Aunque para ser sinceros ya habíamos perdido en 2011. Y también con este ballottage. Pero parece que perdimos aún más.

Parece. Ya se verá.

Al igual que Gramsci después del "Biennio Rosso", ahora se viene una etapa de reflexión. De auto-crítica. De entender todo lo que hicimos mal. Todo lo que no supimos explicar. De re-pensar nuestros discursos sobre la equidad, la justicia social y los Derechos Humanos.

Muchos no metimos los pies en el barro. O sí. O nos quedamos a medias. Es tiempo de pensar también eso. Tal vez ha llegado el momento en que las organizaciones sociales que batallan desde abajo y desde diferentes lugarcitos se unan de una buena vez. Sabiendo que tras los disensos se esconden los mismos objetivos.

Pero también es un momento de esperanza. De confiar en todos los amigos y cumpas que dedican tiempo de su vida a construir un mundo mejor. Eso es lo más valioso. Lo más admirable. Y es un orgullo tenerlos como amigos.

Mientras tanto, seguiremos creyendo en las utopías. En la alegre rebeldía. Estando abiertos a tomar un café para charlar y re-pensar juntos. Creyendo que un mundo más equitativo y justo es posible.

En todas esas luchas nos seguiremos encontrando.



12 noviembre 2015

Ayn Rand: la escritora preferida de Mauricio Macri

Lisa Simpsons sobre El Manantial 

¿Cuáles son sus libros favoritos? Una vez Beatriz Sarlo dijo que ver una biblioteca ajena era un modo de espiar el interior de esa persona. Algo parecido hacía el periodista Gerardo Rozín en su programa Esta noche libros a la medianoche de C5N: le preguntaba a los entrevistados sus tres libros preferidos. La consigna era tan tentadora que entre los consultados estuvieron el ex juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, el escritor Eduardo Galeano y el actor Julio Chávez. En el marco de las elecciones a Jefe de Gobierno en julio de 2011 fueron invitados los candidatos que llegaron al ballottage: Daniel Filmus y Mauricio Macri.

"Primer libro: El Manantial, de Ayn Rand. ¿Por qué elegiste este libro?", preguntó Rozín.





La periodista Laura Di Marco explica que fue Eduardo Marty, el fundador de "Libertad Querida, el Tea Party argentino" -en referencia a la facción de extrema derecha del Partido Republicano de Estados Unidos, según su propia presentación-, quien le regaló el libro a Mauricio Macri. A partir de allí, el ex presidente de Boca Juniors se convirtió en "uno de los admiradores locales de la escritora".

"Para mí es uno de los mejores que leí en mi vida", comienza Macri. Y agrega que la autora tiene una filosofía positivista sobre "los que son productores y los que son depredadores". El ingeniero explica que la historia trata de dos arquitectos: uno que hace lo políticamente correcto y otro que es inclaudicable con sus principios y convicciones. "Te enamorás del tipo porque es el extremo absoluto. La verdad que está muy bueno. A mí me pareció maravilloso. Se lo recomendé a mis tres hijos", expresa apasionado. Pero su experiencia con Ayn Rand continuó ya que también leyó La rebelión de Atlas -el segundo más influyente en Estados Unidos después de la Biblia. Lamentablemente sólo llegó a leer 800 de las 1100 páginas porque era "más denso".

Tanto le gustó el libro que también se lo recomendó a Juliana Awada, su tercera esposa. En una entrevista en la La Nación Revista, le preguntaron cuál era su libro de cabecera. "Un libro que me encantó es El manantial, de Ayn Rand, que me lo recomendó Mauricio. Y otro que me gustó mucho es Travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa", respondía la empresaria acusada por La Alameda de contratar trabajo esclavo en su empresa Cheeky. En sintonía con la filosofía randiana la nota se titulaba: "Yo me visto para mí". 


Las reseñas de Ayn Rand sobre las películas para chicos no tienen desperdicio. Foto: The New Yorker

Lo que no explican ni Mauricio Macri ni Juliana Awada es que tanto El Manantial como La Rebelión de Atlas son libros que transmiten la ideología neoliberal e individualista. A tal punto que Ayn Rand no tiene ningún problema en hablar pestes contra el altruismo. O ver al egoísmo como una virtud. O invitar a sus interlocutores a no ayudar a los débiles. Su filosofía va en contra de cualquier tipo de solidaridad entre las personas

Quien no tiene una lectura tan contemplativa con el libro es la candidata a vicepresidente de Cambiemos, Gabriela Michetti. Cercana a la Iglesia católica, la senadora tiene una mirada crítica: "A mí el libro me provoca una doble reacción, una de ellas muy visceral. Por un lado, lo empezás a leer y te pega muy fuerte la exaltación de la construcción personal, el heroísmo y la creatividad en el armado de la propia vida, pero a medida que avanzaba en la lectura empecé a sentir náuseas por la crueldad que tiene con el desamparado o con los pobres. Para ella, la solidaridad es un disvalor y, desde ese lugar, creo que a su obra le falta amor".

Pero busquemos un poquito más. Alicia Debiles fue la ideóloga liberal de la política española Esperanza Aguirre en su avanzada contra la escuela pública en Madrid. En una reseña sobre el libro titulada El individualismo y Ayn Rand explica: "Pues bien, la historia que relata Ayn Rand es casi un tratado sobre el individualismo. Su héroe, Howard Roark, es un arquitecto creador e imaginativo, dispuesto a sacrificarlo todo con tal de no plegarse a la voluntad y a los caprichos de los demás. Sabe lo que quiere hacer y sólo hará aquello que él cree que debe hacer".

Ahora bien, ¿quién fue Ayn Rand? Escuche usted mismo su filosofía y después saque sus conclusiones.



"No existe ningún poder externo que pueda destruir a tales hombres y a tal país, sólo un poder externo puede hacerlo: el poder de la moralidad. Más concretamente, el poder de una depravada y malvada idea aceptada como un principio moral: el altruismo. Recuerden que 'altruismo' no quiere decir benevolencia o consideración por otras personas. El altruismo es una teoría moral que predica que el hombre debe sacrificarse a sí mismo por otros, que debe poner el interés de otros por encima del suyo propio, que debe vivir por el bien de otros. El altruismo es una noción monstruosa, es la moralidad de caníbales, devorándose unos a otros. Es una teoría de un profundo odio por el hombre, contra la razón, contra el logro, contra cualquier forma de éxito humano o felicidad en la tierra".