26 enero 2016

Protesta social: el kirchnerismo en su laberinto

Tras un primer momento de apoyo a la movilización popular, el kirchnerismo cuestionó todo tipo de protesta social: desde los cacerolazos de la clase media hasta los cortes en la Panamericana de los trabajadores. En bocas del oficialismo, las protestas fueron "desestabilizadoras" o "golpistas". Cuando no, reprimidas.

Fue el Gobierno de Cristina Kirchner el que encarceló al "Pollo" Sobrero. Fueron los militantes del Frente para la Victoria quienes corrieron a golpes al cacerolazo en apoyo al campo en 2008. Y fue la burocracia sindical, que tanto apoyo tuvo del kirchnerismo, la que asesinó al militante de izquierda Mariano Ferreyra.

¿Qué pensará ahora el Frente Para la Victoria sobre la fascista Ley Antiterrorista? Deberían haber prestado más atención a las sugerencias de Horacio Verbitsky y Mempo GiardinelliAl igual que con la inflación y la inseguridad, el kirchnerismo no tiene autoridad moral para hablar de la "criminalización de la protesta social".

Ya en la sombra del poder, la principal dirigente social del kirchnerismo en el Noroeste Argentino, Milagro Sala, fue presa acusada de "instigación a cometer delitos y tumulto, al haberse alzado en contra de decisiones gubernamentales". Recordemos que hace muy poco, un militante radical fue asesinado, la organización Tupac Amaru fue señalada por el hecho y el kirchnerismo defendió a su líder.

Símbolo del kirchnerismo: empoderó a las clases populares y luego desvirtuó su obra con autoritarismo y corrupción. Foto: Telam

Ahora bien, si existen muchas razones para ser considerada culpable, la causa por la cual fue encarcelada es una clara criminalización de la protesta social. Esto ha sido explicado por personas con autoridad suficiente como el Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, o por instituciones que defienden los Derechos Humanos a nivel internacional como Amnesty International. Hasta un grupo de 27 Eurodiputados manifestaron su rechazo y preocupación por una "clara violación de los Derechos Humanos en Argentina".

Seamos claros: que Milagro Sala vaya en cana por corrupción, malversación de fondos públicos, asociación ilícita, narcotráfico, amenazas o el asesinato de Jorge Velázquez, por mencionar alguna de las acusaciones que se le hacen. Pero no por protestar. 

En este sentido, la detención del Secretario General de ATE Río Negro, Rodolfo Aguiar, y las balas de goma contra trabajadores del Estado despedidos en La Plata son otros graves precedentes y permiten vislumbrar una política represiva del Gobierno de Macri contra la protesta social.

¿Qué habrían pensado los cientos de miles de personas que participaron de los cacerolazos contra Cristina Kirchner si uno de ellos hubiera sido llevado a la cárcel? ¿O si hubieran tirado balazos o gases contra los manifestantes? ¿Cuál ha sido la posición de Mauricio Macri sobre las encarcelaciones de los opositores venezolanos Leopoldo López y Antonio Ledezma?

El no kirchnerismo debe tener memoria y recordar que las movilizaciones populares son una herramienta de los pueblos para cuestionar y exigir al poder político. Los cacerolazos que ayudaron a limar la popularidad de Cristina Kirchner son una gran muestra de ello. Apoyar la criminalización de la protesta social va en contra de sus mismos intereses.

Más aún en un contexto de ajuste económico y conflictividad social.

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