13 agosto 2017

Crónica de otro Día del Niño

13 de agosto de 2017. 13:48.

Hoy es el Día del niño, ¿verdad?

Y pensar que cuando era chico era el día más importante del año. Si antes el mejor regalo era el juguete que veía en la tele, en las industrias culturales, hoy es un día de sol y una plaza.

Lo bueno de los domingos es que nadie trabaja y el subte está vacío. Nadie trabaja. O, mejor dicho, nadie debería trabajar. Porque en la línea H hay un chico de unos 10 años que reparte chocolates. No quiero un chocolate ni quiero ayudarlo. En este ultimo año di papelitos de colores a varios más de los que debería y hace como ocho años que lavo mis culpas con un mínimo descuento mensual de Unicef gracias a Un sol para los niños.

¿Voy a seguir colaborando con este programa anual del multimedios que más esconde y legitima la pauperización de los niños pobres en este último año y medio?

No quiero chocolates ni quiero ayudarlo. Miro para el otro lado. ¿Funciona así verdad? Girar la cabeza y mirar para otro lado. Cada vez son más lo que lo hacen, debe ser fácil. Y funciona. El nene se da cuenta y no me ofrece nada. Lo veo pasar. Al otro lado del vagón nadie le compra chocolates. Vuelve cabizbajo.

Pero pará... Hoy es el Día del niño. Lo llamo: "Vení". No tengo ni un autito como en Nueve reinas. Saco plata. Porque al fin y al cabo lo que importa es la plata. El de 100 pesos es mucho. El de 2 pesos es poco. Tomá uno de 50 que tengo dos. Hoy es el Día del niño y le di plata... Y con lo poco de humanidad que me queda agrego: "Feliz Día del niño. Dame un beso". Ni un abrazo ni un "vamos a comer algo". 

Le di plata y le ordené me diera un beso.

Mejor dicho: primero miré para otro lado y después le di plata.

Feliz Día del niño a ese niño que fuimos y que día a día vamos dejando morir.


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