29 agosto 2013

Un día kirchnerista

Cuando hay un día soleado, los peronistas suelen decir: "Hoy es un día peronista". Hoy fue un día soleado. Y hoy también fue un día kirchnerista.

En este blog entendemos que el kirchnerismo es un proyecto de poder y que, en pos de mantener y concentrarlo, el Gobierno hace cosas buenas y cosas malas. En este blog entendemos por "bueno" aquellas medidas que benefician al pueblo; y entendemos por "malo" aquello que lo perjudica. 

El azar o la causalidad dio lugar a que en un mismo día viéramos las dos caras del kirchnerismo.

Foto: Télam

Cara: Buenos Aires amaneció con sonido a bombos y a fiesta. Una bulliciosa movilización al Palacio de Justicia donde se llevó a cabo una audiencia por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual le dio un colorido diferente a la Ciudad. Músíca y cantitos fueron el detrás de escena de un Gobierno que impulsa una ley progresista que buscar recortar la concentración en los medios de información. Debate aparte es cómo se aplica esa ley.

Foto: Castillo Oo

Ceca: Neuquén amaneció expectante. Una marcha multisectorial de alrededor de 5000 personas se dirigió hacia la legislatura para manifestarse contra el pacto entre Chevrón e YPF. A diferencia de lo ocurrido en Buenos Aires, el gobierno kirchnerista de Neuquén decidió reprimir. Balas de goma y gases lacrimógenos se dispararon sobre los manifestantes. 25 heridos y 25 votos a favor. El aparato represivo del Estado otra vez presente; las medidas a favor de las corporaciones de vuelta en acción

Kirchnerismo bueno y kirchnerismo malo. Progresismo y represión. Cara y ceca de un Gobierno plagado de contradicciones.

27 agosto 2013

La porta-SUBE que no miramos

"Tomá", me dijo mi viejo con una sonrisa, como quien hace un regalo increíble. "Todos tenemos una", agregó agitando un plástico amarillo. Vi mi plástico naranja y sólo atiné a preguntar: "¿Qué es?". "Una porta-SUBE. Así no la perdés más", explicó en tono experto y puso mi SUBE dentro del plástico. Semanas más tarde mi porta-SUBE "rosa" (en verdad era naranja) sería interambiada por una amarilla.

¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Realmente hace falta que todos tengamos una?


Porta-SUBE: el capitalismo es maravilloso y nuestras ansias de consumo inconmensurablemente estúpidas.


"Una boludez innecesaria", "Para gastar plata" y "No" serían mis respuestas conclusivas, aunque mirándolo con mayor detenimiento pensaría que dentro de un capitalismo maduro, la creación de consumo y de "porta-SUBE"  (¿quién habrá tenido la idea?) generan puestos de trabajo que nos permiten dar un pasito más contra la pobreza. 

¿Terminará siendo la "porta-SUBE" un factor de inclusión? ¿O el patrón terminará contratando trabajo en negro que será despedido ni bien explote la burbuja de venta de "porta-SUBE"? ¿Cuánto ganará un trabajador que controla una máquina que produce "porta-SUBE"?  ¿Cuánto se apropiará el patrón vía plusvalía? ¿Cuántas "porta-SUBE" hará una máquina por hora? ¿Esas máquinas serán importadas? ¿Y la materia prima? ¿Será una gran empresa o una PyME? ¿Qué pasará cuando todos tengamos nuestra "porta-SUBE"? ¿Podremos aplicar el mismo furor comercial a la Monedero si es que Macri efectivamente la reactiva?

Como me dijo mi amigo Sebastián Rosales: "Es como que te regalen una botella con aire".

La cuestión es que la SUBE se me sigue perdiendo y continúo demorando cinco minutos todos los días en salir, mientras que el plástico amarillo comenzó a encorvarse y no creo que llegue a fin de año.

El capitalismo es maravilloso y nuestras ansias de consumo inconmensurablemente estúpidas.

26 agosto 2013

Caperucita y el Lobo: ¿Comer o no comer?

Y Caperucita esperanzada le preguntó: "Entonces, ¿no me vas a comer?". El Lobo la miró fríamente y, tras unos segundos que duraron una eternidad, respondió: "Soy Lobo. Está en mi naturaleza y necesitamos un cuento".
Ilustración: Patricia Carcelén Marco.


Caperucita: Me dijiste que creyera en los hombres.

Lobo Feroz: Así es.

Caperucita: ¿Entonces no me vas a comer?

Lobo Feroz: Pero no soy hombre, soy Lobo. Está en mi naturaleza comerte.

Caperucita: Sos el único Lobo que conozco que se come a una nena y a su abuela.

Lobo Feroz: Pero si no te como no hay cuento.

Caperucita: Ni un valiente Leñador.

Lobo Feroz: Y necesitamos de valientes de buen corazón.

Caperucita: ¿Para qué?

Lobo Feroz: Para que sea un ejemplo para los demás.

Caperucita: Pero no hay tantos valientes en el mundo.

Lobo Feroz: No hace falta ser valiente con que haga algo bueno.

Caperucita: ¿O sea que cualquiera podría hacer algo bueno?

Lobo Feroz: Por más pequeño que sea.

Caperucita: ¿Por ejemplo?

Lobo Feroz: Una sonrisa.


Caperucita: Eso es nada.

Lobo Feroz: Si todos sonriéramos el mundo sería feliz.

Caperucita: Entonces, ¿no me vas a comer?

Lobo Feroz: Soy lobo. Está en mi naturaleza y necesitamos un cuento.

25 agosto 2013

Amor y TOC

Cada tanto el amor de un hombre nos parte al medio. Su pasión nos hierve el pecho. El amor contagia, es una adicción hermosa que nos infarta y nos hace sentir vivos.



A veces amor es no cerrar la puerta.

A veces es no apagar la luz.

Es mostrarla orgulloso cuando está llena de granos.

O reventar la ventanilla de un auto.

Es un paseo en bicicleta.

Es bancarte un error de ortografía.

O tirarte en paracaídas.

Es ser sumamente calculador... para volverte un poco loco.

Dormirte más tarde aunque el sueño abrume.

Es levantarte ojeroso.

Es cortar una flor en la calle.

Buscar las monedas en el fondo de un saco.

Es laburar como un desalmado.

Poner en juego tu trabajo.

Es negociar tus sueños o dejarlos de lado.

Esperar durante horas que esté lista.

Es hacer lo imposible por una sonrisa.

Poder mirar esa sonrisa durante toda una vida.

Bancarse a sus pulgas. Terminar amándolas.

Elegir para toda la vida.

Es hacerle el amor para tener un hijo.

Es rogar que llueva y darle un beso.

Conversa con Félix Díaz

Esta charla fue llevada a cabo el domingo 2 de junio de 2013, en el marco de la Cumbre de Pueblos Originarios realizada en Formosa. Ni bien lo llamé, Félix Díaz atendió de inmediato y acordamos vernos al próximo día. Cuando llegué al centro Juan Pablo II, a dos kilómetros de la ciudad, el primero en recibirme fue su hijo, Abelardo. Lo reconocí por las fotos que habían recorrido los medios y mostraban su cara desfigurada. "Te conozco, claro. Ya estás mucho mejor", respondí a la bienvenida. Sonrió y se ofreció a acompañarme. 
Abelardo me hizo recordar la hospitalidad y la bienvenida indígena que ya había vivido en Bolivia. La sonrisa y la humildad india que tan bien hacen al alma me hizo sentir como en casa. Félix estaba descansando en  una de las tantas camas del centro. Agradecí la posibilidad y ofrecí entrevistarlo más tarde. Esperaba un "No", pero el Qarashe me pidió que fuera así porque recién llegaba de la Comunidad Potae Napocna Navogoh.
Ésta no es una entrevista, es una charla que le hice a una persona que admiro. Simplemente la comparto. Una charla entre un joven blancoide que ve personificada en un indígena la lucha por una causa noble, por una causa justa. Es una conversación con una persona grande que nos está dando un ejemplo de cómo se puede enfrentar al poder político y económico en pos de un mundo mejor.

Félix Díaz: "Le pediría a la gente que nos acompañe. Siempre. Que estén más cerca de nosotros y que nos conozcan más. Que sepan que lo que estamos haciendo es por el bien de la humanidad." 

¿Cómo surgió la idea de hacer la Cumbre Indígena?
A partir de la violencia que se está generando en el territorio de los pueblos indígenas. Especialmente en lo que nosotros llamamos el Chaco Sudamericano, una región muy basta y poblado por diferentes pueblos. Es Formosa puntualmente estamos los pueblo Qom, los Nivaclé (que todavía es un pueblo no reconocido por los gobiernos nacional y provincial), los Wichi y los Pilagá. Somos cuatro pueblos que habitamos en esta provincia y estamos tratando de unificar nuestra lucha para poder ser más visibles. Porque por el momento parecería que la única comunidad que tiene problemas de violencia somos los Qom Potae Napocna Navogoh (La Primavera), pero no es así sino que lo sufrimos todos los pueblos indígenas en la Argentina.
¿Por qué se hace en Formosa?
Fue una propuesta que inicié a través de la Organización Plurinacional. De ahí surgió la iniciativa de unir nuestra fuerza y nuestras luchas para plantear al Estado su responsabilidad, exigir que atienda esta problemática y que resuelva los problemas territoriales, que es lo que más nos preocupa a todos los pueblos indígenas. También reclamamos la aplicación de la Ley 26.160: la ley que debe ser la garantía de regularizar nuestras cuestiones territoriales.
¿Cómo vive la persecusión del Gobierno?
Desde que hemos sido reconocidos como pueblos preexistentes, nunca hemos tenido la respuesta de ningún gobierno. Y no esperamos que se resuelva esto a través de la aplicación de los derechos constitucionales porque lo hemos visto en la historia. En “La Argentina de los caciques”, el antropólogo Carlos Martínez Sarasola muestra la historia de la lucha del pueblo indígena y ahí se ve que no hay un partido político al que le interesa el tema indígena. De este modo me nació la idea de que debemos visibilizar la problemática indígena y me comprometí a tomar una postura lejos de las religiones, partidos políticos y ONGs.
¿Sufrió agresiones directas?
Perdí dos hijos por no ser atendidos por los médicos, perdí hermanos y sobrinos. La lucha contra el Estado es muy difícil. A pesar de las presiones no lograron silenciar mi voz. De hecho en 2007 contrataron un sicario paraguayo que se fue armado a mi casa para matarme. Por suerte yo no estaba. Fui a denunciar en la comisaria de Laguna Blanca, acompañado del Ingeniero Agrimensor y funcionario provincial del Instituto de la Comunidad Aborigen, Carlos Arato. Cuando le pedí que fuera testigo de esa amenaza me dijo: “Félix, no puedo meterme en esto porque es muy peligroso. Si yo salgo como testigo me van a sacar el trabajo. Quizás el mismo hombre se va a desquitar conmigo y me va a hacer lo mismo que a vos. Mejor no aparezco”. Frente a esta amenaza me asusté porque yo siempre he pensado en mis hijos.

Más de 300 indígenas de todo el país se reunieron en la Cumbre Nacional de Pueblos y Organizaciones Originarias del 3 al 5 de junio en Formosa. La Cumbre terminó con una marcha de 5 kilómetros hacia la Casa de Gobierno.
¿Cómo llegó a ser el líder de la Comunidad Qom?
Yo siempre he vivido en la precariedad, pero he tratado de superarme. Después de completar la primaria en 2007, quería mostrar que todo es posible. Yo venía cursando un taller se participación en el Instituto Juan Pablo II, cuando un profesor de la Universidad Nacional de Formosa me dijo: “Félix completá tu primaria y luego vemos cómo podés avanzar en una profesión porque sos una persona muy capaz y queremos que tengas un certificado de la Primaria”. De este modo, me inscribí en la escuela para adultos de Laguna Blanca, cursé dos años y la aprobé. Cuando repartieron los certificados de los egresados no estaba mi nombre. Reclamé y me dijeron que no tenían ningún registro en el Ministerio de Educación. Me dio mucha bronca porque me iba a las 17.00 hasta Laguna Blanca y me volvía a las 21.00. 
¿Ese fue el único problema que tuvo?
No. Un día un auto verde me atropelló intencionalmente. Fue directamente a mí, pero me escapé de esa muerte. Lo primero que pensé fue en mi hijo Abelardo. Empecé a gritar y después me levanté. Me tiraron a la banquina la bicicleta que no tenía frenos. Agarré la bicicleta y me fui caminando hasta Laguna Blanca. Pasaba la gente, pero no me daba cuenta: tenía toda la mente bloqueada. Estaba shockeado. Al día siguiente le conté a mi profesora y me acompañó a hacer la denuncia. Apareció el Comisario y me dijo: “Bueno muchacho, si vos sabés quién es la persona que te atropelló dame la marca del auto, el color y el número de chapa. Si tenés testigos, describime todo así intervenimos”. Le respondía que no podía decirle eso tan rápido.
¿Cuándo empezó con toda esta lucha?
Esto empezó en el año 2000. Fue una lucha muy fuerte porque yo siempre denunciaba, pero internamente no era reconocida mi labor. Pero internamente ya molestaba porque cada vez que iban las radios locales me daban espacio y yo aprovechaba a denunciar el racismo y la discriminación. Eso le molestó a los funcionarios provinciales, pero nunca fui consciente de los riesgos. Me tenían bien marcado, pero yo no les tenía miedo. Al contrario, me preocupaba lo que les pasaba a todos. Y de repente aparece un chico huérfano de 26 años en mi casa diciéndome que su hermano necesitaba una ayuda con el DNI: todavía tenía la foto de los 8 años. En el Registro Civil me dijeron que debía pagar una multa de 780 pesos, pero el chico no podía. Tras discutir con este señor fui al Juzgado de Menor Cuantía y me dieron un formulario para certificar que era un chico insolvente. Después de esto aparecieron muchos indocumentados y sentí que tenía una responsabilidad. Aún no me consideraban un líder, sino un ayudante de la comunidad.
Pero la gente acudía cada vez más a usted.
Yo ayudaba y acompañaba. Una hermana que se llamaba Rosenda Sosa tenía tuberculosis y aparecía en el registro del Hospital Central de Formosa como fallecida porque se había escapado por el maltrato y la discriminación. Después de 5 años yo pedí asistencia médica, pero los médicos me dijeron: “No puede ser. Esta mujer está muerta”.  Comprobaron que realmente la mujer estaba ahí, postrada en la cama. Así me dieron la responsabilidad de asistirla con medicamentos, aplicar inyecciones, me hice cargo. El enfermero oficial del Hospital de Laguna, Miguel Velázquez, es indígena. Yo  le pedí, pero, ¿sabés lo que me dijo este hermano enfermero? Que le pagara horas extras porque trabajaba de 8 a 12. Un indígena que piense así no es indígena para mí. Con todos estos antecedentes me fui preparando. Yo sé que lo que estoy haciendo es un bien para todos, no es para mí.
¿Para qué quieren el poder político y económico sus tierras?
Hay mucha riqueza en este territorio. Por eso nos van arrinconando, para que no podamos seguir reclamando. Nos niegan la asistencia a la salud, nos niegan la justicia. Pero nunca me imaginé que podrían llegar a atacar a mi familia. Al final me encuentro con que mis hijos no pueden estudiar, no pueden asistir a un médico, no pueden salir. Nos encontramos prisioneros de este sistema.
¿En algún momento le dieron ganas de aflojar?
Cuando una patota atacó a mi hijo Abelardo y le desfiguraron la cara yo pensé: “No, no puedo seguir con esto”. Porque yo no empecé esta lucha para que mis hijos den su vida. Ellos son chicos y no eligieron. La verdad que nunca se nos cruzó por la mente que íbamos a ser perseguidos así por el sistema y este poder político que es tan fuerte. Cuando identificás como indígena, hablás como indígena o denunciás las injusticias, al poder político no le gusta porque es una realidad diferente a la que muestra el Gobierno. Cuando construyen una vivienda dicen: “Nosotros hacemos viviendas para todos, le damos agua a todos”. Pero vos te vas y no hay agua, no hay acceso a la salud, no hay trabajo. No hay nada. Yo sé perfectamente lo que está pasando y por eso no me da miedo de decir la realidad del mundo indígena. Si me pasa algo es porque tengo razón. Cuando digo una cosa, empiezan a querer desacreditarme. El gobernador Gildo Insfrán manda gente para que me golpeen, para que me atropellen como lo hicieron en agosto con una camioneta polarizada. Entonces, ¿por qué me hacen esto? Porque les molesto. Y es injusto que a un indígena que trata de exigir justicia, se le quiera quitar la vida. Eso es lo más triste para mí.

Féliz Díaz: "Sueño con ser libre y que se respete nuestra cultura, nuestro pueblo.  Que la justicia llegue a los pueblos indígenas. Y el sueño más grande de todos los pueblos indígenas es la devolución de los territorios."
¿Por qué cree que el Gobierno de Cristina Kirchner no los apoya y termina reafirmando su alianza con Insfran?
La verdad que no tengo una respuesta para eso porque los gobiernos tienen que resolver los problema. Yo no puedo decir que no les importa o que lo ignoran. El Gobierno Nacional tiene que sacar alguna declaración en contra del gobierno de Formosa. Pero no lo hace. El gobernador Gildo Insfrán en ningún momento menciona el caso de la Primavera. Y cuando  lo menciona lo hace para decir que nos dan DNIs o las cosas que nos correspondes. Ellos no nos dan a nosotros, sino a sus punteros políticos. A mí en cambio no: no quieren ni mirar ni escuchar.
¿Se siente acompañado por los otros pueblos originarios del país?
Sí. Con mi hijo noté mucho la solidaridad y el apoyo enorme de todo el pueblo argentino. Y eso me da mucha fuerza para continuar porque cuando yo decidí dejar mi liderazgo, después de la golpiza a mi hijo, la Comunidad me dijo que no podía alejarme. Me siento presionado por la Comunidad porque esta tarea que me toca nadie la hace. Soy el único que se anima a hacer esto. Pero no quiero que esto sea para mí carga. A mí me gustaría que fuera una carga de todos. Porque la lucha es nuestra, no es mía ni de mi familia. Sino que es una lucha de todos los pueblos indígenas, de toda mi comunidad y de todo el pueblo argentino. No puedo yo decir, que soy el único. Porque no me gusta aparecer yo en los medios y que digan que soy un héroe, el mejor. El único que no tiene miedo. Miedos todos tenemos, no hay ninguna persona que no tenga miedo. Todos tenemos miedo de fracasar, miedo de tener hambre, miedo de enfermarnos. Yo también tengo miedo de que esto quede a mitad de camino. Por eso trato de compartir con mis hermanos lo que yo siento y pienso, para que ellos puedan continuar esta tarea y no la dejen a mitad de camino. Que lo terminen.
¿Y se siente apoyado por el país?
Sí, porque cuando dije “Voy a dejar mi vida” me mandaron mensajes a través de las redes sociales, según me dijeron: “Fuerza Félix”, “No estás solo”. Hasta a nivel internacional. Eso para mí fue una emoción  porque quiere decir que se sabe quién soy yo. Y que es lo que hago y que es lo que pienso. Eso para mí es fundamental, para continuar esta lucha.
¿Cuál es su sueño?
Sueño con ser libre y que se respete nuestra cultura, nuestro pueblo.  Que la justicia llegue a los pueblos indígenas. Y el sueño más grande de todos los pueblos indígenas es la devolución de los territorios porque en el territorio está la vida, la salud, el alimento, la espiritualidad. Si el Estado quiere que los pueblos indígenas seamos autónomos, que nos devuelvan esas tierras, porque ahí está la autonomía.
¿Qué le pediría a la gente?
Que nos acompañen. Siempre. Que estén más cerca de nosotros y que nos conozcan más. Que sepan que lo que estamos haciendo es por el bien de la humanidad. Porque si tenemos territorio, podemos proteger el pulmón del mundo, para que tengamos buen aire y tengamos más vida. Para que podamos dejarle una herencia a nuestras familias, un mundo que no esté arruinado por el desmonte o la contaminación del agua. Queremos que nuestro futuro tenga la garantía de que podemos vivir más de lo que uno se imagina. Queremos evitar todo eso a través de la conservación de los recursos naturales. No se puede continuar depredando y contaminando.

24 agosto 2013

Caperucita y el Lobo: creer en los hombres

Caperucita: Entonces el amor y el odio, las cosas bellas y feas del mundo estarían en nuestras manos. Podríamos terminar con las cosas malas de la vida. Ilustración: Patricia Carcelén Marco.


"Su acción debe estar empapada de una profunda 
creencia en los hombres. Creencia en su poder creador"

Paulo Freire


Caperucita: Yo no confío en los hombres.

Lobo Feroz: Todo lo hermoso de la vida ha sido creado por los hombres

Caperucita: No todo. La naturaleza no la creo el hombre. Al contrario, la daña y la contamina.

Lobo Feroz: Bueno, sacando la naturaleza todo lo artifical y bello fue hecho por el hombre.

Caperucita: Pero también lo malo. Hay mucha gente mala.

Lobo Feroz: Es verdad, pero entre los malos y los buenos, ¿no creés que hay más buenos que malos?

Caperucita: ¿Cómo saberlo?

Lobo Feroz: Es una cuestión de fe. Si todo ser humano es capaz de amar, algún mínimo de bondad debe haber en él. Tal vez, la relación de fuerzas entre nuestro lado bueno y nuestro lado malo dependa de nuestra historia de vida, de lo que nos rodea.

Caperucita: O sea que nadie sería responsable de su maldad.

Lobo Feroz: Si siembran odio, seguramente cosecharán odio.

Caperucita: Y lo mismo pasaría con el amor y la bondad.

Lobo Feroz: Algo así.

Caperucita: Entonces el amor y el odio, las cosas bellas y feas del mundo estarían en nuestras manos. Podríamos terminar con las cosas malas de la vida.

Lobo Feroz: Sí, pero para ello necesitamos tres cosas. Comprender las cosas malas y que nos duela, sentir la necesidad de cambiarlas y finalmente tomar la opción de transformarlas.

Caperucita: A mí me duele que la familia del Leñador coma una vez al día. Y también me duele que mi Abuelita no pueda vivir dignamente. Pero yo sola no puedo cambiarlo.

Lobo Feroz: Vos sola no. Pero seguramente con otros puedas.

Caperucita: ¿Por qué confiás tanto en los hombres?

Lobo Feroz: No lo sé, tal vez porque efectivamente así sea. O tal vez porque es mejor creer que no creer. O tal vez porque me gusta mucho El Principito.

19 agosto 2013

Feliz día del niño...

Mientras un chico tenga hambre... 

Mientras un chico trabaje en lugar de jugar... 


Mientras un chico duerma en la calle... 


Mientras un chico no tenga acceso a educación y salud de calidad...


Mientras haya un solo chico que no sonría, no habrá un "Día del Niño" feliz.


Fuente: www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2012/09/26/infancias-robadas/


17 agosto 2013

¿Fin de ciclo?

De todas las definiciones que escuché del kirchnerismo, la que más me gusta es aquella que lo define como "un proyecto de poder y negociados".

Cuando el poder es el fin, los medios se vuelven heterogéneos: desde medidas que favorecen al pueblo a decisiones a favor de las elites; luchar por los Derechos Humanos y después crear el Proyecto X o nombrar a César Milani; ser muy amigo de Evo para después masacrar a los Qom.

Cuando se habla de “fin de ciclo” kirchnerista, se habla desde el desconocimiento o desde la “esperanza”. No es la primera vez que el Gobierno atraviesa una crisis de hegemonía: la llegada al poder con el veintipico por ciento, el conflicto con el campo, la derrota de 2009 y la muerte de Néstor Kirchner fueron algunas de las crisis que el Gobierno superó con creces.

Dentro de estos ciclos de caída y resurgimiento podemos afirmar que las mejores medidas del Gobierno se dieron en los contextos de crisis (Asignación Universal por Hijo, Matrimonio Igualitarios, Ley de Servicios Audiovisuales o nacionalización del sistema previsional por nombrar algunos), mientras que las fases de radicalización, centralización y autoritarismo provinieron tras el apoyo popular en las urnas (las alianzas con los barones del Conurbano y los poderes fácticos tras las elecciones de 2005, la confrontación radical con el campo tras las elecciones de 2007 y, el “Cristina Eterna” y el avance sobre la justicia tras los comicios de 2011).

Con esto, quiero decir que más allá del “sentimiento de derrota” que sobrevuela al kirchnerismo, no creo que nos esperen meses de inacción política. Cristina Kirchner está convencida de que ella misma puede dar vuelta el resultado y no tendrá ningún resquemor en utilizar todos los recursos económicos y de gestión que estén en sus manos. Otra vez el Estado de todos (y todas) a favor del partido gobernante.

Personalmente, no descartaría un anuncio de impacto como rever el Impuesto a las Ganancias o un proyecto de ley para gravar la Renta Financiera (una medida progresista promovida por la oposición, pero bloqueada por el kirchnerismo, ¿quién será el “titular” ahí?).


Cristina Kirchner aún tiene herramientas para dar vuelta el resultado (lo han logrado en el pasado), pero difícilmente podrá hacerlo si se sumerge en la soberbia, la negación y la confrontación. De Narvaez puede dar fe de ello.

12 agosto 2013

Fiscal por un día

Escuché muchas veces que, como los hombres, la política es una mierda, espacio para turros y garcas. De hecho, hasta mis 20 años pensaba así. Sin embargo, y citando a Paulo Freire, tengo “una profunda creencia en los hombres y en su poder creador”.

Banco el pensamiento crítico. Me joden los que repiten y aplauden. Y soy de los que se quejan; mucho. A mis educandos los incentivo a debatir, discutan, pensar críticamente, intercambiar ideas. Entre teoría y teoría, les digo que la realidad se puede transformar y que la solución es participar.

Por un poco de todo eso, hoy volví a fiscalizar. Con un poco de ideología y recordando que en 2009 había visto a un trosko exhausto pasearse en un auto por varias escuelas y pedir ayuda, fiscalicé para el Frente de Izquierda. En la escuela de mi infancia, en Gerli. Único fiscal general para 10 mesas. Fiscalicé para el FIT, pero corté boleta e intenté cuidar a todos los votos. Incluso me metí en la interna del kirchnerismo en Lanús y controlaba que estuvieran siempre las cuatro boletas del FPV, buscando, “destapando” y ordenando.

La lógica de un día electoral es difícil de explicar. Por más polarización que haya se arma algo muy lindo entre los fiscales. Desde el comienzo me adoptaron unas viejas militantes radicales. Me convidaron sándwich, café y torta de ricota. Me dijeron cosas muy lindas durante todo el día y hasta me invitaron a sumarme a la UCR.

Tuve un solo momento malo y vino justo de un fiscal del PRO, del MInisto de Haciendo de la Ciudad de Buenos Aires, Néstor Grindetti, quien lidera la boleta a concejales del partido amarillo en la ciudad “Granate”. Justo del PRO que viene a transformar la política. Raro, ¿no? El pseudo lío arrancó cuando el macrista tapó las boletas de unos concejales del ARI (una vieja artimañana política) y se enojó cuando las destapé:

PRO: Si estaban así. Dejalas como estaban.

DA: No, vos las pusiste así. Eso está mal.

PRO: ¿Sos fiscal de ellos?

DA: No, del Frente de Izquierda, pero cuido los votos de todos.

PRO: Ja-ja-ja

Fuera del Cuarto Oscuro

DA: Sabés que eso está mal y no se puede hacer.

PRO: Mirá que si querés te la pudro.

DA: ¿Me estás amenazando? -  Ahí se dio vuelta toda la fila de la mesa por la que pasábamos.

PRO: Te la pudro.

DA: ¿Me estás amenazando?

PRO: No… No…                                                       

DA: No me amenaces

Fin de la anécdota.

Más allá de esa pequeña historia con los amigos del PRO (que suma para contarlo a los amigos), yo recomiendo fiscalizar una vez en la vida. Si no es para contribuir con la democracia, al menos para ver cómo es, para vivir la experiencia. El momento de contar los votos es grandioso. Todos los fiscales dejan de lado su color político y se suman para que la cuenta dé bien. Ahí entendés que los votos no siempre se deciden con las boletas: la gente a veces se equivoca, alguno cuenta mal, puede que los números no cierren. Al final los votos en blanco son el comodín que te hace cerrar los números.

Podría contar varias cosas más, pero aburriría.

Yo sigo pensando que, si querés un país mejor, lo mejor es participar.

Si te quejás, lo mejor es participar.

En los últimos años hubo un avance de la militancia, y eso es bueno. Pero no es el único modo.

Si podés dedicar un domingo cada dos años, estás poniendo tu granito de arena para una Argentina mejor.

Y vas a ver que el sacrificio te va a llenar.