Pido perdón a los niños por escribir para las personas grandes. Tengo una seria excusa: a los grandes se les endurece el corazón. Tengo otra: los grandes desean comprender todo. Tengo una tercera: estas personas grandes no tienen ni hambre ni frío. Y tienen verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero escribirle al niño que estas personas grandes fueron en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. Pero pocas lo recuerdan.
26 agosto 2013
Caperucita y el Lobo: ¿Comer o no comer?
Caperucita: Me dijiste que creyera en los hombres.
Lobo Feroz: Así es.
Caperucita: ¿Entonces no me vas a comer?
Lobo Feroz: Pero no soy hombre, soy Lobo. Está en mi naturaleza comerte.
Caperucita: Sos el único Lobo que conozco que se come a una nena y a su abuela.
Lobo Feroz: Pero si no te como no hay cuento.
Caperucita: Ni un valiente Leñador.
Lobo Feroz: Y necesitamos de valientes de buen corazón.
Caperucita: ¿Para qué?
Lobo Feroz: Para que sea un ejemplo para los demás.
Caperucita: Pero no hay tantos valientes en el mundo.
Lobo Feroz: No hace falta ser valiente con que haga algo bueno.
Caperucita: ¿O sea que cualquiera podría hacer algo bueno?
Lobo Feroz: Por más pequeño que sea.
Caperucita: ¿Por ejemplo?
Lobo Feroz: Una sonrisa.
Caperucita: Eso es nada.
Lobo Feroz: Si todos sonriéramos el mundo sería feliz.
Caperucita: Entonces, ¿no me vas a comer?
Lobo Feroz: Soy lobo. Está en mi naturaleza y necesitamos un cuento.
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