30 diciembre 2011

Por fin en Bolivia…

Tras una madrugada complicada con dolor de cabeza (a las 4 de la mañana la “técnica del ta-te-ti” me hizo elegir la Cafiaspirina en lugar del Ibupirac), me levanté casi-bien, lo cual significaba una diferencia sustancial respecto a los días anteriores. Me levanté “tan” casi-bien que decidí hacer dos cosas: 1) bajar a La Paz a hacer llamados y empezar a localizar lugares para las entrevistas de la tesis (ministerios, sindicatos y todo aquello que sirva) y, 2) pegarme una ducha.

Desayuné lo que será, casi seguro, mi fin-de-ayuno diario: “mate” (té en lenguaje andino) de coca con galletitas “Gauchitas” (muy parecidas a las Criollitas) y un vasito del “irresistible” Tampico “citrus punch”, una mezcla de jugo de naranja, mandarina y limón que le pasa por arriba al Cepita y al Baggio.

Acto seguido, me dirigí a la ducha. Desde el martes a la mañana antes de subirme al avión que no me bañaba. Creo que después de sacármela, mi remera (la misma que llevo puesta desde el martes a la mañana) aplaudió sola. Parecerá sucio, pero bañarse con agua fría, con una ducha eléctrica dudosa y a una temperatura ambiente de entre unos 10 y 15 grados es una misión que sólo podía hacer estando casi-bien y no en mis condiciones de los días anteriores.



Las duchas eléctricas son una constante del territorio andino. Las había usado en el Noroeste Argentino y recordaba que debía tener cuidado porque a veces pegan patadas. Lamentablemente, esta no anduvo en toda mi estadía.

Al grito de “Gerónimo”, abrí la ducha y en diferentes poses de parabólica pude ir mojando y pasando jabón. Mientras me mojaba la cabeza, pensaba: “No hago más esta boludez”. Señal del frío del ambiente fue una imagen medio-gay que me remite a mis años de futbolista de divisiones inferiores: en invierno, durante el entretiempo, a los 11 que habíamos jugado nos salía vapor del cuerpo, lo cual daba una fotografía bastante pintoresca. El mismo vapor salía de mi cuerpo con el agua fría y los pocos grados que me rodeaban. “I’m so sexy!”

Feliz y con olor a no-sucio, bajé a La Paz. Como Ovidio no estaba (le tengo que decir que arregle esa ducha), fui caminando y preguntando cómo llegar a La Paz. Tras seis consultas llegué a buen puerto y un “bus” (una mini-combi) me dejó a dos cuadras de Plaza Murillo, la Plaza de Mayo de Bolivia. No sé por qué, pero ver la Plaza y el "Palacio Quemado", como se llama a la Casa de Gobierno, me hizo sentir que realmente había llegado a Bolivia.



El Alto es una ciudad aymara que queda 500 metros más arriba que La Paz. La imagen visual es como si fuera un embudo. Todos las mañanas bajaba a hacer mis entrevistas y me volvía con la caída del sol como si fuera una jornada laboral

Lo primero que hice en La Paz fue buscar cambio, pero fue imposible conseguir $AR1 a $BO1,6 como en Argentina; lo mejor que pude conseguir fue a $BO1,30 (los que vengan a Bolivia cambien en Argentina o traigan dólares, si pueden, U$S 1 = $BO 6,92). Una vez resuelto el problema del dinero almorcé un calzone que la rompió (necesitaba comer comida “gringa”). Con la panza llena, me pude comunicar con algunos de los futuros entrevistados que me pasó Hervé, mi director de tesis, e hice contactos con la Central Obrera Boliviana (COB), la Confederación de Mineros Bolivianos (COMIBOL) y la Vicepresidencia (si bien difícil, me gustaría hacerle una entrevista a Álvaro García Linera). La minita del Banco Central fue muy ortiva: “Puede leer libros sobre los cambios económicos”. ¿En serio? Si quisiera leer más libros no le estaría preguntando.

Satisfecho, fui en busca de la oficina de turismo que me iba a decir cómo volver a El Alto. Parecerá medio idiota, pero no es tan fácil con cinco mil “buses” y “micros” que tocan bocina y te invitan a subir. Cuando encontré la oficina, ya había cerrado. De todos modos, era temprano tal cual el plan: si me agarraba la noche en plena vuelta a un lugar todavía ignoto me iba a cagar todo… “Si tan sólo tuviera un mapa” o internet que me permita ver el Google Maps.

Estudié durante 10 ó 20 minutos el caos del tránsito boliviano a la espera del 350 ó el 381, como me habían dicho, pero nunca aparecieron, y tras preguntarle al quinto policía, me decidí a ir a La Ceja, el centro de El Alto y zona calificada como peligrosa; de ahí debía tomar uno más. Me bajé en La Ceja y me dijeron que para Villa Dolores iba bien, pero mejor tomar un micro. Estaba en la Avenida 6 de Marzo y la Calle 1: “Si tengo que ir hasta la 10, sólo es cuestión de subir”. 

Pateé cuidando mi oxígeno y mis cositas (Ovidio me dijo que hay muchos ladrones), hasta que vi pasar un avión cerquita. Buena señal, mi departamento queda a tres cuadras del Aeropuerto (algo medio peligroso). Me crucé con una mega-feria: desde comidita  (N de R: en Bolivia usan mucho el diminutivo y se me va pegando) freída en el momento, hasta jeans o consolas de video juegos estilo el viejo Sega). Siintiéndome cerca de destino, empecé a preguntar por la Cancha Maracaná. “Acá cerquita”, me respondieron. Mientras caminaba, dos chicos más que habían escuchado mi pregunta me “re-guiaron”. De repente, me choqué con “casita”.

Ya son las 19:19 y hace cinco minutos oscureció. Tres días después de llegar y sintiéndome “casi-bien”, me siento por fin en Bolivia.

5 comentarios:

  1. Ya comenzaste a hacer el estudio de terreno!!!!!

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  2. Estás en un universo paralelo que, por cierto, es intrigante y fabuloso. Puedo jurar que por un segundo me sentí de nuevo por ahí.

    La ducha (por dios, la foto es idéntica a dónde me bañé) y la situación fue igual. También estuve en la Paz un 30 de diciembre, pero de 2009. Juré volver. Lo haré.

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  3. Borré el comentario anterior porque salió con mil errores. Le voy a recomendar al grupo de 11 argentinos que armamos en La Paz que lean así recuerdan todo. ¡Suerte en lo que estés haciendo por ahí!

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  4. "Ahicito Nomás!"... no sé bien qué escala maneja Bolivia, pero a la 3ra vez que nos dicen eso, nos damos cuenta que eso no tiene nada de "Ahicito", ni de "Nomás"...
    La Paz es un caos, pero también su encanto... la amé y la odié en cuestión de segundos. Andá al Mercado de Brujas, y comprate un amuleto... el Cóndor del Viaje me acompaña desde el 2010 :)
    Con Sorojchi o lo que sea, ahí estás, nuevo objetivo :)
    Feliz año amigo! De más está aclarar lo que se te extrañó y extraña! Beso!!

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  5. Ernesto: así, trabajo de campo :)

    Badiha: paraleo, diferente y fantástico. El que logra conocer y comprender el alma de La Paz, su gente, no puede dejar de maravillarse con esta ciudad/comunidad

    La gar: "Ahicito nomás", tal cual. Por ahora me funcionó, pero sabiendo que es chamuyo re.chequeo la fuente. Tengo una whipala-colgante regalado por Anto acompañado de una cadenita de papá. Vamos a elegir amarla, salvó por el mal de alturas. Gracias amiga por el apoyo. Se te quiere mucho :)

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