09 octubre 2013

La pirámide invertida del poder

En el periodismo existe una estructura básica para darle forma a una noticia: la pirámide invertida. La teoría dice que este es un modo de organizar jerárquicamente la información: lo más importante va arriba y luego vamos en orden decreciente hasta llegar al final. De este modo, la upside-down pyramid permite al lector saber lo más relevante del acontecimiento sin tener que leer todo el texto. Es un formato ideal para los tiempos posmodernos, donde los segundos se nos escurren entre los dedos.

En periodismo, la pirámide invertida organiza jerárquicamente la información. Fuente: www.de-3.com

Ahora bien, esta nota no propone dar un curso rápido de periodismo, sino, como tantas otras veces, implementar la teoría a la realidad, interrelacionando disciplinas, a pura prueba y error. Intentando hacer un aporte a la ciencia en general. Como todo aporte es cuestionable, claro. Si es así, bienvenido sea el debate.

A los fines teóricos es importante decir que, cuando hablamos de "pirámide invertida del poder" no nos referimos a una jerarquía decreciente, sino que utilizamos esta metáfora visual para graficar a las estructuras políticas e institucionales donde toda una organización depende de un vértice: a los colectivos que se basan exclusivamente en una persona. Sin esa piedra angular que sustenta el todo, la pirámide no existe, se cae. El conjunto se destruye. 

Justamente esto critica quien escribe a los Gobiernos "progresistas" de Sudamérica, más allá de que simpatiza con la mayoría de ellos: se presentan como movimientos de transformación colectiva que dependen de una única persona. Un oxímoron político. Sólo el PT en Brasil y el Frente Amplio uruguayo han podido sortear este escollo. El kirchnerismo ha pasado la posta de Néstor a Cristina por un imponderable, mientras que Rafael Correa y Evo Morales mantienen este rasgo. El ejemplo es la experiencia de Hugo Chávez.

Como todos sabemos, el tema omnipresente en estas horas es la operación de Cristina Kirchner. La preocupación obligada es la salud de la Presidente tanto humana como política e institucionalmente. Ahora bien, una vez superado este primer tema nos encontramos con la pregunta de quién conducirá los destinos del país durante su reposo. Lindo interrogante para un país cuyo futuro es un signo de pregunta permanente.

En este espacio decimos que el kirchnerismo ha sido “un proyecto de poder” que construyó pragmáticamente, sin hacerle asco a mucho (decir “nada” sería falaz, si bien ningún partido político no le hace asco a nada). En este proceso que ya lleva 10 años, Néstor y Cristina centralizaron el poder en sí mismos, primero en él y luego en ella.

Desde ya que no planteamos una crítica radical a esto, dado que si la toma de decisiones está “hiper-descentralizada” la gestión se volvería lenta e ineficaz, afectando al Ejecutivo. Cuestionamos los sapos de la real politik, pero tampoco somos ingenuos. Sin embargo, sí creemos que se verticalizó demasiado, al punto de tener personajes que demuestran no estar preparados para su puesto o tener provincias “acéfalas” (a modo de chicana, claro está) que dependen de la planificación nacional.

Entre estos personajes podemos citar en primer lugar al vice-presidente, Amado Boudou, quien llegó a ese cargo sin una historia que lo respalde (agregaría ideología y denuncias bastante verosímiles de corrupción, pero a quién le importa, ¿no?); al Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, cuyos papiros académicos (“Es brillante”, me dijo un intelectual boliviano y compañero durante su doctorado en la UNAM) chocan contra su labor de chicana constante; al Ministro de Economía, Hernán Lorenzino, de quien ni siquiera se sabe su proyecto económico; al Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien nos demuestra día a día que tenerla más grande no es sinónimo de buena gestión. 

Asoman sí tres figuras con peso en la vida institucional del país, pero con futuro incierto, a la espera de que Cristina decida su destino en la estructura de poder K: Daniel Scioli, que si bien podría tener vuelo propio, decidió enterrar la cabeza y recién la sacó cuando CFK lo necesitaba para no perder por paliza en la Provincia; el "Chino" Zannini, vital consejero presidencial y de opinión relevante para la toma de decisiones, aunque ignoto para la mayor parte de la sociedad; y finalmente Julio De Vido, ministro con mucho poder durante la presidencia de Néstor, pero con facultades recortadas ante la llegada de Cristina.

Podríamos seguir, pero no soy capo como para hacer un examen de gestión de cada ministerio. Lo que sí puedo asegurar es que ante la ausencia de Cristina Kirchner, nos encontramos ante la incertidumbre de no saber bien qué pasará. Esperando que Boudou no haga demasiado. En estos años el kirchnerismo nos ha enseñado muchísimo acerca de la construcción de poder. Pero también nos ha planteado varias dudas y juicios de valor que los teóricos de las ciencias sociales deberían responder o, al menos, ayudar a pensar.

Mientras tanto, esperamos que la Presidente se mejore pronto… Y que el neoliberal de Boudou no haga cagadas.


N de R: este post se escribe en el momento en que la Presidente está siendo operada. Por una cuestión de respeto, lo publicaremos una vez que lleguen buenas noticias.

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