22 abril 2018

Del MMLPQTP al "Bella Ciao": hegemonía, resistencia y meritocracia

"La vida del Profesor giraba en torno a una única idea: resistencia"
La Casa de Papel

"E se io muoio da partigiano tu mi devi sepellir"
Bella ciao


Con la victoria de Cambiemos en las últimas elecciones legislativas, varios analistas afirmaron rápidamente que el Gobierno de Mauricio Macri había conquistado la hegemonía. Quien refutó esa lectura fue Gabriel Vommaro, acaso quien mejor ha estudiado al PRO: "Muchos se apuraron a decir que estamos frente a una hegemonía: hay un control de la agenda y del timing político que da también un uso inteligente de los recursos del Estado. Pero hegemonía es otra cosa". Como amplió en la nota en El Mundo: "Hegemónico es aquel que puede moldear a la sociedad. Hay que ver si la sociedad argentina acepta, y en qué términos, las reformas pro mercado y desreguladoras de este Gobierno".

Desde ya que parte del debate también radica en nuestra concepción acerca de qué es la hegemonía. Es decir, si tomamos como hegemonía a una victoria electoral del 40 por ciento, incluida la (ya no) siempre peronista Provincia de Buenos Aires, por supuesto podríamos decir eso. Ahora bien, si nos acercamos a una interpretación gramsciana, en tanto predominio del consenso por sobre la coerción, ahí ya podemos debatirlo seriamente. En primer lugar, porque más de la mitad de la población ha rechazado a este gobierno en las urnas. En segundo lugar, porque este modelo económico funciona con represión.




Dos meses después de la victoria electoral, la aprobación (sin debate) del ajuste a los abuelos en medio de una feroz represión de gendarmería en el Congreso fue la primera señal de que la anunciada hegemonía neoliberal descansaba en las tapas de los diarios oficialistas. Peor aún, la ausencia de consenso y apoyo popular se percibió en las encuestas y la popularización de "el hit del verano" o MMLPQTP, es decir, multitudes insultando al Presidente con un cantito de la tribuna.

El fenómeno ya es conocido, comenzó en las canchas de fútbol -el corazón de la construcción de poder de Mauricio Macri- y se desparramó por los recitales; pasó de la calle a los espacios controlados por el oficialismo como Canal 7 y el Centro Cultural Kirchner; se hizo música clásica, remera, hamburguesa y hasta huevo de pascua. Se volvió meme y se viralizó. Es decir, en sólo unas semanas "el hit del verano" se cantó en toda la Argentina. Hubo dos movimientos de reflujo:

💚  De la popularidad del fútbol al refinamiento del arte y la cultura.

💛  De las anónimas y contagiosas multitudes a los individuos que se grababan frente a una cámara.

Si bien las primeros lecturas vincularon el MMLPQTP con el kirchnerismo y la izquierda, o con un reflejo de las hinchadas frente a la acumulación boquense (y macrista) de poder a través de la AFA, lentamente los analistas políticos comenzaron a observar que el cantito representaba un creciente descontento. Una conclusión tan obvia que el único nabo que salió a defenderlo fue Carlitos Tévez. Recuérdenme borrar su foto del post que escribí tras la victoria tevezcéntrica de 2016. 




Lo que no llegaron a visibilizar es que "el hit del verano" nació de las multitudes y se convertía en una consigna simple que cuajaba tanto en los opositores como en los recientes votantes cambiemitas. Una canción fácil y pegadiza, pero con un claro mensaje político, frente al cinismo de los medios y, por qué no, la ausencia de espacios mediático para calmar la bronca de la mentira y la desilusión.

¿Habrá sido "el hit del verano" el desahogo de los huérfanos? 

Nacido de las multitudes, el cantito confrontó hipodérmicamente con el discurso meritocrático del modelo neoliberal. ¿Qué es el discurso meritocrático? Ni más ni menos que creer que el mérito nos gobierna: creer que si te esforzás te va a ir bien y que si te va mal es porque sos un vago. Todos los que nos hemos esforzado lo suficiente sabemos que esto no es así. Sabemos que más allá de nuestro esfuerzo, sudor y lágrimas hemos contado con un apoyo familiar o con una cuota de azar.

¿Y por qué "el hit del verano" confronta con la razón neoliberal? Porque la meritocracia deposita la culpa en las personas y no en las decisiones económicas de un gobierno: "Si te va mal, sufrí en soledad. Es tu culpa". En cambio, cuando ves por la tele, los medios y las redes sociales que miles (o millones) de personas cantan e insultan a un Gobierno te das cuenta de que no sos el único que sufre este modelo económico. Te das cuenta de que no es tu culpa no llegar a fin de mes, sino que alguien está gobernando mal.

Vamos más allá.

El MMLPQTP no es un "cantito" de cancha común y corriente: es una resistencia de una sociedad que se ha quedado sin espacios para hacer catarsis.

Y vamos más allá.





El "hit del verano" ha sido un original modo de protesta social frente a la oposición del periodismo y la clase media oficialista a la acción colectiva: que está en contra de los cortes de calle porque no pueden circular, que está en contra de los paros de los maestros por los chicos no van al colegio, que está en contra de las movilizaciones obreras porque no quieren trabajar, que está en contra de los paros del subte porque no pueden movilizarse o que está en contra de los paros de bancos porque no pueden sacar dinero en efectivo. Siempre tienen un "porque" a mano para ser oficialistas.

Es un cantito que no afecta a nadie salvo a la legitimidad de ejercicio de la Presidencia de Mauricio Macri. Y es una consigna simple que nace desde la cultura popular. Efectivamente, algo de esto vio un sector de la oposición que propuso el "Macri chau" como el hit del otoño. Una consigna también pegadiza, pero cuya base radica en la clase media que tiene Netflix y ve La casa de papel. Aún así, rápidamente se hizo protesta contra el ajuste en la ciencia, contra la ministra Sole Acuña por el cierre de los 29 profesorados en la Ciudad de Buenos Aires o de los coquetos trabajadores banqueros.

Los cantitos como estrategia para enfrentar al neoliberalismo. Tal vez en algún momento también habría que pensar en interpelar el discurso mediático que es el gran aliado del macrismo (muy por encima de la UCR y Lilita Carrió). No hay que abandonar la calle, pero el cantito de cancha demostró ser una protesta social que, lejos de recibir el rechazo de la sociedad, ha logrado la adhesión de no pocos votantes de Cambiemos.

¿Y qué es la hegemonía, sino irradiar una idea a la vez que se horada el orden dominante?

Tiene razón, el cantito horada, pero no irradia. Sin embargo, recuerde que el nosotros se construye en oposición a un otro. 

Y Cambiemos sabe de eso.


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