14 abril 2018

Hablando de feminismo en la universidad

Las movilizaciones, las marchas y las protestas son movimientos colectivos de libertad de expresión sumamente poderosos, cuya influencia -como toda comunicación- y consecuencias son impensadas. ¿Cómo no va a influir que cientos o miles de almitas llevemos nuestros cuerpos a un tiempo y espacio determinado para luchar por una causa que consideramos justa?

En el marco del primer Ni una menoscomo docente de periodismo y comunicación del primer año de la Universidad Del Salvador comencé a percibir un interés creciente de las educandas por la equidad de género y las luchas feministas. El interés aparecía en los espacios de debate y, especialmente, en los trabajos prácticos que son una de las tres instancias de evaluación del curso. Cabe destacar también que al ser un primer año de la universidad, la mayoría de mis estudiantes ronda los 20 años.

Creo que fue en 2016 cuando propuse debatir por primera vez sobre el feminismo: "Hace algunos años, caminando con un señor suizo por los yungas de Coroico, surgió el tema del aborto. Tras un largo y respetuoso intercambio él me dijo 'Sea lo que sea, es un asunto del cuál deben opinar las mujeres'". Usted sabe, la sabiduría está presente en todos los espacios y, tras la anécdota, invité a que primero opinaran las mujeres y luego los hombres. Recuerdo que me sentí un trasgresor: por primera vez desde que comencé a ser docente en 2011 un espacio de debate e intercambio de opiniones era dominado por las mujeres.

Pero el movimiento de mujeres argentinas siguió avanzando y volvió a estallar en el espacio público en 2017 con un #8M masivo que se destacó a nivel mundial. Aún no habían comenzado las clases y recordé el libro Mujeres y comunicación prestado por mi brillante ex educanda de la carrera de Publicidad (y ahora amiga) Victoria: es lindo darle mística a las lecturas y mientras las compañeras marchaban, yo leía. 




El resultado no sólo fue incorporar el texto a la cursada, sino también aumentar la bibliografía de autoras mujeres del 4 al 23 por ciento. Sigue siendo poco, pero es un avance y creo que debe ser uno de los programas con más presencia de mujeres. ¿Por qué un avance? Lo explica muy bien la filósofa Diana Maffía en su artículo Epistemología feminista. La subversión semiótica de las mujeres en la ciencia:

"Recibir el aporte de las mujeres (de las diversas mujeres) a la ciencia no sólo es justo para las mujeres, así como eliminar lo femenino del ámbito del conocimiento científico no sólo es una pérdida para ellas. Es una pérdida para la ciencia y para el avance del conocimiento humano, porque se estrechan los horizontes de búsqueda de la ciencia misma. Y es también una pérdida para la democracia, porque todo intento hegemónico (también el del conocimiento) es ética y políticamente opresivo".

De este modo, un paso cuantitativo, se transformó en uno cualitativo, y con esta nueva bibliografía en el programa de Teoría de la Comunicación de 2017 volvimos a debatir sobre feminismo. Y lo mismo volvió a suceder este año donde leímos y conversamos este tema con cuatro cursos. Es decir que vengo escuchando y leyendo a decenas de mujeres en los últimos tres años opinar y escribir sobre estos temas.

Como soy gramsciano y creo en la importancia de que los movimientos sociales irradien más allá de su núcleo movilizador no sé si coincido en que los hombres no podemos opinar. Siguiendo a la filósofa y profesora de la Universidad de California en los Ángeles Sandra Harding: "Es evidente que ni la habilidad ni la disposición de contribuir con el pensamiento feminista son rasgos asociados con el sexo. (...) Sería una excentricidad histórica la exclusión de facto de todos los miembros del 'grupo opresor' de la lista de quienes contribuyen a la emancipación de las mujeres".

Lo que sí creo es que antes de opinar, tenemos que escuchar. El feminismo es transgresor y disruptivo en dos aspectos: las mujeres nos enseñan a los hombres (lo cual rompe con la histórica relación de poder en tanto la construcción de conocimientos), mientras que los jóvenes nos enseñan a los adultos. Es decir: si los profesores hombres incluimos este tema en el aula, las alumnas nos enseñan a los docentes.

De este modo, no pretendo escribir para enseñarle nada a ninguna mujer -que bien representadas están en la academia, el periodismo y las redes sociales-, sino para compartir con colegas y hombres colonizados por el patriarcado (sugiero la página de Instagram Charla con raúles) algunas lecturas y aprendizajes. 

🌕 Muchas mujeres nos tienen miedo. Especialmente cuando caminan solas por la calle. Por más "bien vestidos" que estemos, escuchar pasos cercanos en una calle vacía les da terror. Seguramente un hombre me dirá que también tiene miedo de caminar por la noche en la calle. Bueno, a ese miedo a que nos roben, a las mujeres se les suma el miedo a una violación.

🌕 A algunas mujeres también les da miedo tomarse un taxi porque están solas con un hombre encerradas en un auto. Varias de ellas han tenido comentarios impropios: desde un "¿te molesta si me masturbo mientras hablamos?" hasta un incómodo "qué bonita que sos". Por eso muchas prefieren toman un Uber. O cuando vuelven de bailar la última debe escribir que llegó bien a su casa.

🌕 Todas las mujeres reciben piropos. Y a muchas (tal vez la mayoría) les molesta. No es como dice el conductor Mariano Iudica (devenido en un conductor militante del oficialismo) que a las feas no les gustan los piropos. Al contrario: los piropos les molestan más a quienes más reciben piropos. A mí que soy hombre me silbaron una vez desde un auto y me sentí un campeón, pero imagínese usted, varón, recibir comentarios de hombres que no le interesan todo el tiempo. Es más, ya les molesta que las miren en todas las calles. Una educanda me dijo: "Yo directamente camino mirando para abajo para no ver a los ojos a nadie". Un estudiante me citó a Alejandro Dolina para señalar que el piropo no busca seducir a una mujer, sino seducir a los hombres que lo rodean. Mientras que una estudiante contó que una vez la "piropeó" un hombre acompañado de su esposa y bebé, lo cual es, antes que nada, una acto de violencia simbólica hacia su novia que lo acompañaba.




🌕  Frente a este ejemplo, una educanda agrega algo que no había apreciado: en "Polémica en el Bar" Virginia Gallardo es la única mujer del programa y no participa del debate de los hombres, sino que es una espectadora que observa y escucha sentada. La opinión es un privilegio del patriarcado. Además, la actriz viste atuendos que colocan a la mujer como un objeto de deseo. Estas situaciones fomentan la imagen de una mujer cuya función es servir a los hombres y ser atractiva. 

🌕  Siendo un curso de Teoría de la comunicación, emerge la problemática en los medios. Mientras muchas estudiantes se forman (por lo menos) durante tres años, los medios eligen a comunicadoras que no han estudiado, sino que se destacan por su belleza o su físico. Es más, cuando se convoca a especialistas para opinar de temas como política o economía, los entrevistados suelen ser hombres.

🌕  Varias alumnas explican que mientras ellas colaboran con los trabajos domésticos como cocinar, lavar o limpiar sus hermanos no. Creo que aquí ha habido un cambio importante en los últimos años que ha llegado a la publicidad. Sin embargo, que las estudiantes lo señalen significa que ya no lo ven como algo natural -como ocurría en el pasado- y que difícilmente esto se replicará cuando formen una familia en el futuro. De más está decir que este trato desigual también puede verse en las salidas nocturnas.

🌕  Hablar de cómo van vestidas las mujeres forma parte de la prehistoria. Ni se discute. Obvio que si lo decís se van enojar, Nico Repetto. Agradézcale que su compañera Milva Castellani se contuvo de cruzarlo fuerte ante la barbaridad que dijo. Pienso que esto es básico, pero me entero de que un profesor hombre dijo que si las mujeres se vestían "provocativamente" por la calle, después no debían quejarse si les pasaba algo. Y que cuando las estudiantes lo cuestionaron, algunos de sus compañeros las trataron de "feminazis". Por supuesto que no se los dijeron de frente, sino... por el grupo de hombres del curso de whatsapp.




🌕  Las alumnas explican y el boliche es uno de los principales ejemplos: "Cuando un chico te viene a encarar y les decís que no, insiste. El mejor modo de que se vaya es decirle que tenés novio. Es decir, te dejan de molestar no porque respetan tu opinión, sino porque le tienen miedo a otro hombre".

🌕  Como la bibliografía está copada por hombres, por default los estudiantes creen que los apellidos corresponden siempre a autores, a menos que el profesor precise que el texto corresponde a una mujer. Esto no me lo dijo un alumno, sino una alumna.

🌕  Las estudiantes más grandes pueden dar ejemplos de cómo su condición de mujer las afectó en su crecimiento profesional. Una de ellas me explicó que era la más capacitada para un cargo, pero que la descartaron por el sólo hecho de ser mujer.

🌕  Pregunto quién lloró en el último año. Levanta la mano todo el curso. Confieso que pensé que -por prejuicio sobre "la vergüenza masculina"- sólo iban a levantar la manos las mujeres. Entonces, si todos lloramos, ¿por qué a los niños varones nos enseñan que "los hombres no lloran"? ¿Por qué cuando nos pegan una patada y nos duele los adultos nos piden a los niños que seamos hombres? Un alumno agrega: "Si llorás te dicen que sos un maricón". El patriarcado no sólo afecta a las mujeres, sino también a los hombres: desde chicos nos enseñan a inhibir nuestros sentimientos porque "somos el sexo fuerte". Ridículo. Las mujeres nos enseñan siempre: no sabría esto si Vanessa no me hubiera hecho ver The mask you live in.




🌕  Las conversaciones a veces toman una profundidad inimaginable. En una oportunidad, mientras un grupo de estudiantes hombres señalaba que las mujeres buscaban la igualdad, pero que después disfrutaban de entrar gratis al boliche, una estudiante refutó: "Eso también es machista porque nos cosifica a las mujeres como un objeto de consumo y deseo para atraer a hombres". Tomá mate. 

🌕  Publico en una historia de Instagram que mi perrita "se hizo señorita". Una ex alumna me pregunta si no es un poco patriarcal la expresión. Le respondo que no lo veo así. Pero su segundo argumento me convence: "Menstruar no te hace señorita. Una mujer es mujer desde el minuto uno que tiene vagina o cuando considera que el sexo femenino la representa. Decir 'se hace señorita' reconoce la condición de mujer recién cuando puede reproducirse. Una mujer es mujer más allá de que se reproduza". Me responde que empatamos porque su primer argumento no me convenció, pero se equivoca: ganamos los dos porque cuando se comparte el conocimiento todos ganamos. Ganamos todos cuando en un debate uno reconoce que está equivocado o que el argumento del otro es mejor, y cambia su opinión.

🌕  En una oportunidad un alumno osó decir que las tareas domésticas eran naturales para las mujeres. Acto seguido, varias compañeras desfilaron para explicarle que no era así y que esa era una actitud machista. Dudo que el alumno siga pensando igual después de esa clase y probablemente en un futuro recordará lo útil que le fue ese momento en su construcción personal. Y de más está decir que es necesario que estos temas sigan llegando a la publicidad: observe la publicidad de Mr. Músculo en 2008 y la publicidad de Mr. Músculo de 2017 en Colombia donde Samanta no sólo limpia, sino también trabaja (¡guau!) o esta realmente anti-patriarcal donde Rubén limpia. ¡Gracias Mr. Músculo! Pero mejor aún: ¡gracias Zona Jobs




🌕 Es verdad que también afloran los cuestionamientos hacia posiciones más extremas como aquellas mujeres que pintan las iglesias o escriben "muerte al macho". Incluso una alumna diferenció entre "feminismo" y "hembrismo". Tal vez allí sea necesario una discusión dentro del movimiento de mujeres. Sin embargo, otras alumnas explican que "muerte al macho" significa muerte al machismo, a su vez, que explican que el debate es más profundo y el feminismo no es lo opuesto al machismo y no busca oprimir a los hombres, sino que busca la equidad, es decir, no seguir siendo subalternizadas por el patriarcado, cuya expresión extrema son los femicidios, pero que se dispersa en un montón de micromachismos en la vida diaria.

🌕  En una oportunidad, me preguntaron que pensaba sobre la legalización del aborto, respondí que era un tema que me generaba incomodidad. Tiempo después lo hablé con alumnas en dos oportunidades. La primera vez, en un curso de seis mujeres: el mini-grupo se polarizó en tres y tres. Las más apasionadas eran dos chicas que habían tenido una formación católica y estaban en contra. Me vi reflejado hace una década. 

🌕  La segunda vez fue con dos alumnas mamás fuera de la clase. Me contaron que sus familias las llevaron a una clínica clandestina, les ofrecieron misoprostol y les dijeron que luego debían ir a un hospital público, pero ellas se negaron. "Yo estoy en contra del aborto, pero a favor de que quien quiera hacérselo se lo haga", coincidieron para mi sorpresa. Les respondí que eras las primeras conocidas que me hablaban de la posibilidad de hacerse un aborto. Mi colega intervino: "Dami, seguro conocés a una mujer que se hizo un aborto, pero vos no lo sabés. Todas saben dónde están las clínicas clandestinas".

🌕  Juli tiene razón, no sé de alguien que se haya hecho un aborto, pero sí de una persona que acompañó a una conocida suya a hacerse un aborto. "Nos tomamos el tren y fuimos con mi amiga al doctor que me hizo lo tres partos", me cuenta... mi abuela Argentina. Una vez más: debatir estos temas nos eleva como sociedad y nos hace conocer cosas que ignorábamos completamente. Le pregunto a mi abuela de 90 años qué opina sobre la legalización y no quiere opinar, pero agrega: "El aborto existió siempre y va a existir toda la vida".

🌕 El tema desborda y a veces llega a Judith Butler, el cuestionamiento a la heteronorma y la diferencia entre sexualidad, genitalidad e identidad de género. O algo así: sabrán disculpar, pero aún me falta aprender. Hablamos de los baños mixtos. Un estudiante hombre comenta que en Estados Unidos un amigo suyo tiene una profesora transexual: les pidió a sus alumnos que no se refieran a ella ni por "she" ni por "he", sino por "they". Tal vez sea una buena sugerencia para el irrespetuoso y prehistórico Jorge.




🌕 Hablar del feminismo en el aula puede ser un tema que incomode. Especialmente por la cantidad de estereotipos y barbaridades que han dispersado los medios masivos en el sentido común. Sin embargo, el movimiento tiene la fuerza de la argumentación con marcos teóricos sólidos que se vislumbran en innumerables experiencias en la vida diaria.

🌕 Sin embargo, lo más importante que he percibido en estos últimos tres años es que las jóvenes educandas están empoderadas. Toman la palabra, discuten los expresiones machistas y varias se definen sin miedo como feministas. No es casualidad que la lucha por la legalización del aborto esté empujada por mujeres jóvenes y que la oposición venga del lado de la iglesia y las mujeres adultas. 

🌕  Pero no solapemos este avance únicamente a las mujeres: con el correr de los años los alumnos hombres escuchan y preguntan más. Son más conscientes que los adultos hombres de que el patriarcado ha construido una sociedad opresiva con las mujeres y, sobre todo, injustoY cuando uno percibe la injusticia, cuando la visualiza y la pronuncia, ese mundo es susceptible de transformación.

Tiene razón la profesora Tajahuerce Ángel al decir que las universidades de periodismo debemos formar a nuestros estudiantes con perspectiva de género. Se puede observar en los tres ejemplos que hemos seleccionados. Pero citémosla mejor a ella:

"La formación de profesionales de la comunicación, al igual que ocurre con la educación infantil, tiene especial trascendencia porque es imposible contar lo que no se sabe, aquello que jamás se ha leído, lo que nunca se ha visto y, mucho menos, lo que se ha mirado desde una perspectiva diferente. No se puede transmitir al resto de la sociedad lo que se ignora. Periodistas, cineastas, guionistas, transmiten estereotipos de género debido a que no recibieron la formación adecuada para cuestionar las relaciones de poder, el comportamiento y las actitudes de hombres y de mujeres, la desigualdad y sus causas. Ni tan siquiera perciben que ellas no están en los libros de texto ni en la historia del pensamiento, ni del arte, ni de la literatura, tampoco en la teoría de la comunicación, ni en la historia del periodismo o del cine. En su proceso de formación, las mujeres no existen, y por tanto, se deduce que no existieron mujeres relevantes o que directamente no formaron parte de la historia. Lo que no existe o no se puede contar, y es difícil preguntarse por lo inexistente".

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