17 agosto 2015

De "Un sol para los chicos" a votar a Macri

Afuera llueve. Él ceba mates. En la pantalla de la TV led -de la que aún debe varias cuotas- ve un informe de UNICEF. La imagen arroja las caritas de niños pobres que miran a cámara, con las manitos sucias y los mocos asomando por la nariz. Se le llenan los ojos de lágrimas al ver a esos chiquitos que parecen estar solos en la vida. De todos modos aguanta. Los hombres no lloran. El spot termina y Guido Kaczka vuelve a repetir el 0800 para donar 150 pesos mensuales y ayudar a los niños pobres. Hace cuentas: son 1800 pesos anuales. Mira a su mujer y a sus dos hijos. Piensa que la casa propia está muy lejos, que le gustaría cambiar el auto y que con la inflación cada vez se le hace más difícil llegar a fin de mes. Finalmente se decide.

- Hola, gracias por comunicarte con "Un sol para los chicos", mi nombre es Juliana.


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Se levanta y escucha la lluvia. La misma del día anterior. Falta media hora para la apertura de la elección y cayó un gran chaparrón en el sur del Conurbano. Calienta el agua que quedó en la pava de la tarde anterior y saca la yerba del mate que nunca vació. Sabiendo que en la calle se va a mojar deja la ducha caliente para después. Lo bueno de ir a votar temprano es que la espera es corta. Diferente al caos del mediodía. Entra al cuarto oscuro y busca la boleta. Parecería que esos ojos claros le sonríen. Guarda el papel en el sobre con esperanza y lo mete en la urna pensando que la gente quiere un cambio. Está cansado de la pobreza y la inseguridad. Y peor aún: de su negación. ¿Cómo pueden ser tan caraduras? Quiere un país con una escuela y una salud pública de calidad. Un país mejor para sus hijos. Un país mejor para todos.

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¿Cuál será la razón para que una persona que valora la figura de Domingo Sarmiento y cree que la educación es el mecanismo de ascenso social vote un partido que desprecia la educación pública?

¿Por que una persona que se indigna viendo un informe sobre el mal estado de los hospitales públicos en el Gran Buenos Aires vota un proyecto que ha empeorado el sistema de salud y ve a OSDE como un valor?

Que quede claro. Lejos estamos de cuestionar un voto. Menos aún, de intentar repetir el fanatismo galopante de los últimos años que nos señalaba con el dedo por no votar como ellos. Nos preguntamos por qué una persona que sufre con la pobreza, y que ve en la educación y la salud pública un valor, haya votado a un candidato responsable del aumento de la mortalidad infantil y que desfinancia lo público.

Fuente: elaboración de Chequeado.com según datos del Ministerio de Salud de la Nación.

Ha sido un accionar cíclico de las Ciencias de la Comunicación Social debatir los efectos de los medios masivos en los comportamientos de la gente. Así, uno podría preguntarse si habrán sido los mass media que fogonearon la candidatura del Jefe de Gobierno e invisibilizaron los problemas de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Qué habría pasado si además de #LaMorsaEsAnibal -que como bonaerense espero no gane- se hubiera realizado otro informe mostrando el aumento de la cantidad de nenes pobres que se mueren en la ciudad más rica del país? Tal vez hayan sido las encuestas que construyeron la imagen de una polarización: Mauricio Macri o Cristina Kirchner. Paradójicamente son CFK y Daniel Scioli quienes prefieren ese escenario, conscientes del techo del candidato de Cambiemos. O quizá el marketing, los jefes de campaña y la propaganda política. O los discursos vacíos que expresan intenciones sin explicar los modos de alcanzarlo. 

Seguramente haya habido un poco de todo eso. Pero sumados a una otra razón: la violencia de quienes nos gobernaron durante la "década ganada". No en vano los candidatos más votados enfatizaron el diálogo y la unión entre los argentinos. Empoderado por los sucesivos resultados electorales, el kirchnerismo ha generado tal nivel de polarización y división que logró que personas que sufren con el dolor ajeno hayan salido corriendo a buscar un "cambio" en un proyecto que en la Ciudad de Buenos Aires generó exclusión. El fundamentalismo oficialista ha tratado a tantos argentinos de menos argentinos -"cipayos", "gorilas", "oligarcas"- por el simple hecho de pensar distinto que al final terminaron votando a quien se presentaba como lo opuesto.

En los últimos años, el fanatismo, la corrupción y la mentira generó enojos. Generó rencor. Y esos golpes no sólo vinieron de la Presidente. Mucho peor: vinieron de amigos o familiares. Y eso sólo lo puede sentir el que lo sufrió. Si a esa bronca e indignación acumuladas, se le suma un contexto económico adverso, y la acción conjunta de medios, encuestas, propaganda política y financiamiento de los poderosos, tal vez podamos encontrar una respuesta a por qué una persona terminó eligiendo un proyecto contrario a sus intereses.

La realidad no se puede adaptar a los slogans. En esta Argentina, el amor no venció al odio.

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