20 agosto 2015

Hugo Alconada Mon y los Qom

Hugo Alconada Mon es uno de los mejores periodistas que tiene la Argentina. En un momento en el que el periodismo de investigación batalla por encontrar espacios en las agendas mediáticas, el Prosecretario de Redacción del diario La Nación es quien mejor investiga los casos de corrupción, lavado de activos y fraude corporativo. Recientemente publicó La Piñata. El ABC de la corrupción, de la burguesía nacional kirchnerista y del capitalismo de amigos, que a semanas de salir ya va por la cuarta edición y va camino a ser uno de los libros de no ficción más vendidos del año. Los capítulos del libro están ordenados de la A a la Z y cada uno trata un tema de corrupción. Me sorprendió que en la Q tratara la lucha por la tierra que afronta la comunidad Qom Potae Napocna Navogoh. Y una vez comenzado a leer, que en las primeras tres páginas los mencionara en dos ocasiones. Escribiendo una ponencia titulada "Pachamámicos: hacia un periodismo indígena" para el XIII Encuentro Nacional de Carreras de Comunicación me interesó conocer su opinión.

También publicó Los secretos de la valija (2009), Las coimas del gigante alemán (2011) y Boudou, Ciccone y la máquina
de hacer billetes
 (2013), y ganó el "Premio Latinoamericano de Periodismo en Investigación 2014". Foto: MDZ Online

- ¿Por qué un periodista reconocido y especializado en periodismo de investigación sobre casos de corrupción trata en su libro la lucha de los Qom cuando no es un tema que cubre habitualmente?

- Precisamente por eso. Con La piñata intenté hacer un abordaje sistémico. En nuestro país hay eventuales casos de corrupción, pero, al mismo tiempo, está preparado como un sistema con falta de organismos de control y una justicia -sobre la cual se está avanzando- que garantiza la impunidad. Y por otro lado, existe también un relato desde el cual te cubren -periodística o mediáticamente- de los problemas. También me interesaba mostrar que mientras hay todo un sistema para la protección de poderosos, por el contrario, los más débiles son declarados cucarachas. Y los abandonan. En el caso de los Qom, los abandonan cuando tienen que lidiar con un gobernador como Gildo Insfrán. Y no les importa. Los abandonan como si fueran perros. Es una suerte de espejo paradójico. 

- ¿Notaste que en las tres primeras páginas del libro mencionás a los Qom en dos oportunidades?

- No. Surgió naturalmente.

- Pero sí sos consciente de que visibilizás un problema que cuesta ponerlo en la agenda mediática, ¿creés que visibilizando el periodismo puede contribuir a las luchas de los pueblos indígenas?

- Si eso ocurre, me llenaría de alegría. Esa es mi esperanza. Aunque soy un poco escéptico. Esas tres cosas. ¿Por qué te lo digo? Porque los Qom llevan seis meses acampando. O porque veo que la sociedad no termina de reaccionar. En Formosa lo mantienen a Insfrán pese a todo lo que ya se sabe. También me deja inquieto. No quiero decir desesperanzado. No. Porque voy a seguir martillando como muchos. Aunque los poderosos quieran que no, tal vez somos, quizás, optimistas sin saberlo. Y por eso martillamos.

- ¿Cómo funciona la justicia en casos como la lucha de los Qom?

- La sensación que yo tuve es que acá hay un sistema que protege a algunos y abandona a otros. Si hay un pleito NN contra NN, se impartirá justicia. Donde una de las dos partes es poderosa, la otra pierde. Y donde los dos son poderosos lo que menos cabe de esperar es justicia. Van a tratar de llegar a un arreglo, a acomodar las leyes o lo que sea, pero se va a modificar por completo el sistema. Y en este caso, los Qom son los NN. Tenés situaciones en las cuales se abren expedientes -como marcaba nuestro Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel-, en teoría, para investigar una muerte, y no pasa nada. No hay nada. Y tenés otros como allá en Formosa que se abren, sí se avanza y terminás encontrando cualquier cosa. Faltaba que a los Qom les metieran que eran marcianos. Todo lo demás está ahí adentro: sedición, traición a la patria. ¿Qué más te falta? Eso te marca el doble estándar moral. 

- ¿Por qué creés que el Gobierno nacional no le da importancia?

- No creo que sea una política de Estado de ignorar a los Qom, sino una cuestión de política. La comunidad Qom Potae Napocna Navogoh le genera un dolor de cabeza a unos amigos de Insfrán. Por lo tanto, Insfrán está en contra y como el Gobierno nacional es aliado de Insfrán, los Qom no existen. Lo que me conmueve o indigna es cómo tenemos legisladores que redactan proyectos de declaraciones sobre verdaderas imbecilidades y no pueden tener los pantalones puestos para, por lo menos, emitir una declaración real. Con algunas muy honrosas excepciones como la ex diputada Silvia Vázquez. Pero hay otros que no. 

- En el libro también mencionás cómo actuó el actor y ex titular del INADI Claudio Morgado.

- El rol digno que tuvo Morgado marca que algo es posible. ¿Qué te muestra? Que sí es posible hacer una diferencia. Aquellos funcionarios que no hicieron algo para ayudar a los Qom es porque no quisieron. Muchos te dicen “estoy con las manos atadas” o le echan la culpa a sus jefes. ¿Y qué hizo Morgado? Les dio un celular y lo puso a Félix Díaz en la sección local del INADI en Formosa. Eso demuestra que un funcionario puede hacer una pequeña gran diferencia. ¿Y qué significó eso para Félix Díaz? De repente sintió que tenía las espaldas cubiertas y tuvo acceso a un teléfono celular. Para vos y para mí un celular puede costar más o menos, pero tenemos las condiciones de afrontarlo. ¿Pero para los Qom? Ellos no tienen agua potable; no tienen nada. Para el poder son lo peor de lo peor.

- Los periodistas de investigación ya enfrentan una batalla para logar espacios en los medios. Así como hiciste en La Piñata, ¿creés que el periodismo debería visibilizar más estás luchas sociales?

- Así como lo de Morgado demuestra que es posible hacerlo como funcionario público también es posible que cada uno, desde su pequeño lugar, pueda hacer algo. Incluso con las nuevas tecnologías: twittear, un mensaje por Facebook o quien tenga un programa de radio. Y no solamente sobre los Qom, sino también sobre muchos otros temas sociales. Yo creo que sí hay pequeñas grandes diferencias. Otro ejemplo es lo que hace Juan Carr que acerca a quienes quieren ayudar y quienes necesitan ser ayudados. Además, te digo: si hay algo que les duele a los muchachos -tanto gobierno nacional, como provinciales y municipales- es cuando algo sale a la luz. Siempre ha sido así. Eso los incomoda. Por eso tratan de invisibilizar el tema. Por eso sacaron a los Qom de la 9 de Julio un sábado a la mañana.

- ¿Los profesores de periodismo debemos incentivar que los estudiantes se sensibilicen con temas sociales como las luchas indígenas y los incluyan en la opinión pública cuando sean profesionales? 

- Sí, yo creo que sí. Yo creo que esto pasa… ¿sabés por qué? Por el ejemplo. Esto no es una cuestión de currícula como si fuera la materia “Ética periodística”. Si no que pasa por una cuestión realmente personal. Que los profesores se movilicen lleva a mostrar un compromiso. Y sus alumnos van a receptar eso. A vos te debe pasar lo mismo que a mí en la facultad. Cuando les preguntás a los chicos “¿por qué querés ser periodista?”, te responden: “porque quiero ser famoso”, “porque quiero ser rico”, “porque no tenía otra cosa para estudiar”. ¿O no? ¿A vos no te pasó? Lo que tenemos que decirles es: “Estás acá porque vos tenés que ser un comunicador. Y, quien comunica, comunica lo que el poder no quiere saber, y lo que el que no tiene voz necesita que se sepa”. Y en eso estamos. En definitiva, cuando un profesor se compromete, hace la diferencia. Y con que uno solo de sus alumnos logre internalizar eso, el docente ya hizo su trabajo.

A semanas de salir, La Piñata ya va por la cuarta edición y
va camino a ser el libro de no ficción más vendido del año.

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