17 julio 2018

Fortuna

El siguiente es un relato veraz, muy veraz, sobre mi llegada a Fenghuang, uno de los pueblos más hermosos que vi en mi vida. No sabía que existía. Todo fue una cuestión de azar. Y es una gran metáfora sobre las muchas experiencias que vivimos los viajeros. Y, por qué no, en la vida. Fui escribiendo el relato en mi cabeza a medida que iba ocurriendo. El pueblo queda al sur de China: exactamente aquí.



Fortuna es mala cuando el pasaje de Guilin a Kunming es más caro de lo que pensabas. 

Fortuna es noble cuando le sacás charla a un francés que te tira el dato de Fenghuang.

Fortuna es triste cuando en la estación te dicen que se acabaron los pasajes de Guilin a Fenghuang para ese día.

Fortuna es incierta cuando agarrás el Google Maps con la vendedora en frente y decidís comprar un pasaje a Huaihua (o algo así), la ciudad más cercana a tu destino.

Fortuna es buena cuando en el micro a Huaihua, una jovencita china te dice que su novio la está esperando en al auto para ir a Fenghuang y, tras un llamado, te invita.

Incluso, fortuna quiso que hiciera un screenshot ayer de un hostel en Fenghuang "por las dudas", a pesar de que sabía que iba a pasar la noche en Huaihua. Espero que el hotel de Booking no se enoje (y, sobre todo, que no me lo cobren), pero prefiero pasar la noche en un hostel en un pueblo turístico que a 100 metros de la estación de micros en una ciudad no turística. 

¿Y si esa pareja me roba? Tan vez fortuna me engaña. Pero prefiero confiar en la cara de sorpresa de novia cuando lee que mi papelito dice "Fenghuang"... y en el tapizado de cuero del auto del novio.

La pareja me deja frente a un restaurant familiar. Me prestan wifi. Fortuna es caprichosa: no encuentro las direcciones en Google Maps. El más joven de la familia, que no habla ni una gota de inglés, me ayuda con un traductor. Hasta que aparece el Blue Sky Hostel.

Más fortuna: se ofrece a acompañarme. Escribe en el traductor: "Te acompaño mi amigo extranjero".

Fortuna es perversa: llegamos a la dirección, pero el hostel cerró. Por fortuna, el jovencito me sigue acompañando para que no me pierda.

Al final, fortuna es gratificante. Tras dar vueltas media hora, mi joven amigo también es vivo y llama a otro hostel. Y la recepcionista nos pasa a buscar.

Fortuna a veces es buena y a veces es mala. Por eso se la disfruta, se la sufre y se la acompaña.

Y como fortuna juega a la ruleta con todos, por eso es bueno (y necesario) acompañar a los desafortunados... Usted es inteligente y entiende la metáfora.

Pero usted también sabe: yo no estaría durmiendo en Fenghuang si no fuera por la generosidad de la jovencita china y su novio. Y la de mi nuevo joven amigo chino.

"Ziezie", novios. Que fortuna los acompañe.

"Ziezie", héroe. Nos vemos mañana a las 20 para recorrer Fenghuang de noche.

Fenghuang se promociona como el pueblo más hermoso de China. Ver la ciudad de noche es increíble. Perderse por la callecitas también.




Cuentos Chinos


II. Fortuna

III. La abuela China

IV. La ruta del dragón

No hay comentarios:

Publicar un comentario