25 diciembre 2013

Soñar. Creer. Vivir.

Con motivo de mi viaje a la "Escuelita Zapatista", comencé a pensar que deberíamos abandonar el anti "Amar. Temer. Partir" con el que nos enseñan las conjugaciones por el "Soñar. Creer. Vivir". Comencé así una batalla cultural solitaria y probablemente improductiva.

El primero nos llama a abandonar nuestros amores: debemos temer a nuestros sueños y dejarlos a la deriva para cumplir la función social que nos demanda el sistema. En cambio, el segundo nos llama a creer y luchar por ellos, alzanzarlos y disfrutarlos.

El  25 de diciembre fue mi primer (y único) día de playa en Playa del Carmen. Intenté hablar con tres danesas, pero no hubo onda y al rato escuché el acento cordobés. Johana y Eugenia resultaron ser muy copadas, tomamos mate y me presentaron a Paulo.

Estuvimos charlando toda la tarde. Nos volvimos compinches y me invitaron a la casa del mexicano. Mientras comíamos tamales, le pregunté a Eugenia qué era su tatuaje porque no lo leía de lejos. Con 23 años hacía 10 meses que viajaba por América. 

Me dijo que era su filosofía de vida. 

Cuando lo leí se me puso la piel de gallina.

"Sueña. Cree. Vive". Me dijo que era su filosofía de vida. Cuanda lo leí se me puso la piel de gallina. El destino, cumpa, el destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario