16 abril 2014

La patria es el orto

Piénselo así un segundo. Usted estudió durante mucho tiempo para un parcial. A consciencia. Rindió el examen tranquilo. Le fue bien. Está seguro. Llega a su casa, chequea las respuestas con sus apuntes y el libro, y está bien. Eureka! Solamente espera una cosa: que el profesor corrija con justicia. Que evalúe bien.

Pensémoslo de otro modo. Usted se dejó estar. Estudió a las apuradas. Llegó justo. No estaba seguro en ninguna respuesta. Chamuyó bastante. Tiró fruta en otras. Llega a su casa y ve que efectivamente las respuestas están más o menos. O sea, le fue mal. En este momento, no espera que el profesor corrija con justicia, sino que desea que el profesor esté bien predispuesto y pueda rascar un 4 (cuatro).

En este último caso. ¿Qué haría usted si pudiera decidir cómo corrige su profesor?

Yhana Picech, su cola ganó el concurso Cola Reef 2014. La Argentina tiene futuro. Fuente: Mundo D. La Voz.

Cuando hablamos de la pobreza, cada uno tiene, más o menos, una imagen en la cabeza. En mi caso, un hombre medio sucio, con las ropas gastadas y una casa derruida. Tal vez coincida con su imagen o tal vez no. Quizá usted piensa en un chico pidiendo monedas en el subte. O en un joven revolviendo la basura. O en una familia durmiendo en la calle. Para algunos con mayor poder adquisitivo será no poder irse de vacaciones o no tener una Play Station. Whatever. Punto número I: todos tenemos una imagen sobre la pobreza y esa imagen es subjetiva.

Ahora bien, lejos de los imaginarios subjetivos, la ciencia ha logrado construir una metodología que nos indique los niveles de indigencia y pobreza en el país. Punto número II: ser pobre no es lo mismo que ser indigente. Mientras los indigentes son aquellas personas que no llegan a comer lo necesario para sobrevivir día a día  (y van a morirse de hambre, literalmente), ser pobre significa poder consumir esas kilocalorías necesarias, pero no llegar a cubrir otras necesidad básicas no alimentarias como vestimenta, transporte, salud, educación o vivienda, entre otras. Este Informe del INDEC lo explica bien.

De este modo, las estadísticas calculan el costo de una Canasta Básica de Alimentos y una Canasta Básica Total para una familia tipo (mamá, papá y dos nenes). La primera determina un conjunto de bienes necesarios para nutrirse día a día, mientras que la segunda agrega otros servicios básicos no alimentarios. A partir de aquí, estos datos se cruzan con las ingresos totales 
(los sueldos) de cada familia y se ve cuántos pobres e indigentes hay en el país.

Desde ya que el Gobierno puede manipular la composición de la Canasta o tomar el menor precio que se puede encontrar de cada producto que integra la CBA entre muchos negocios, pero estos son sólo dos de los modos de manipular las estadísticas. En un país con alta inflación, como lo es la Argentina, los bienes y servicios de ambas canastas aumentan mes a mes. Otro Informe del INDEC explica:


"Tanto la CBA, como los componentes no alimentarios de la CBT se ajustan cada mes con
 las variaciones de los precios relevados por el Índice de Precios al Consumidor (IPC-GBA)."


De este modo, el valor de la CBA y la CBT va variando por el índice de inflación mensual. A más inflación, más cuestan las Canastas y, si los sueldos de las familias no suben al mismo ritmo, más pobres e indigentes. Por lo tanto y mire qué interesante: si miento en la inflación, puedo mentir con la pobreza; si escondo la inflación, escondo pobres. Es aquí donde decimos que es antiético manipular el INDEC porque, precisamente, entendemos que es inmoral mentir con los pobres.

Durante los últimos años, el kichnerismo ha hecho de "la inclusión" su discurso de vanguardia. Desde allí interpela a todos los sectores de izquierda y centroizquierda que queremos un país donde la gente viva dignamente y nadie se muera de hambre (literalmente). Es allí donde se encuentra la simpatía de muchos amigos con "el modelo" y ahora comienzan a ver que no todo era tan color de rosas.

Si se cae el relato de la pobreza y la indigencia se cae el kirchnerismo. Y, para peor, hay estadísticas respetadas que indican que la pobreza está en mayores niveles que en algunos años de la década neoliberal de Carlos Menem. No así con la indigencia, que gracias a la Asignación Universal por Hijo ha descendido. Pero la pobreza sí que está bien alta.

Si se cae el relato de la pobreza se cae el kirchnerismo. Por eso el Gobierno no puede darse el gusto de informar los verdaderos índices de inflación. Y por eso hoy no tenemos ni la más puta idea de cuántos pobres hay en el país. Pero posta, ¿eh? El nuevo índice del INDEC aún no ha informado el valor de la Canasta Básica de Alimentos y la Canasta Básica Total, a pesar de que su página dice: "El cálculo de la CBA y la CBT del adulto equivalente se realiza todos los meses en función de los precios que releva el Indice de Precios al Consumidor" . Hasta el año pasado sabíamos que mentía. Hoy directamente no se informa.

Es hermosa la retórica de "La patria es el otro". Pero en los hechos, en Argentina, nos importa más un culo que la pobreza (justamente por eso hicimos click en este post). Hace varios años decidimos (decidieron) manipular al evaluador. Hace años eligieron esconder a los pobres.

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