29 junio 2014

Boudou somos todos

Todos los argentinos sabemos que a principios del siglo XX la Argentina era conocida como "el granero del mundo" y que era una de las principales economías del planeta. La décima en PBI per cápita según Belini y Korol. Pero por alguna razón dejamos de ser un país pum para arriba. Y desde entonces la eterna pregunta que nos hacemos los argentinos es "¿Qué nos pasó?".


Tendremos un vicepresidente corrupto, pero es el vice que mejor toca la guitarra en todo el mundo. Y eso, las corporaciones y los poderes económicos intergalácticos no nos lo perdonan. Ahí la persecución a Amado Boudou.

"Roban, pero hacen". Yo era un pequeño estudiante de periodismo y me sorprendió la frase de mi amiga riogalleguense (o como sea el gentilicio). Cuestión que me estaba encariñando con la figura de Néstor Kirchner y el comentario no me cayó del todo lindo. ¿Cómo un tipo tan carismático podía haber robado en su pasado como gobernador?

En las elecciones de 2005 voté por Cristina Kirchner como senadora nacional por la Provincia de Buenos Aires. "La marcha peronista que se la metan en el culo muchachos", le dijo Aníbal Domingo Fernández al "pejotismo" -escuche el audio que es genial!- y con más del 40% de los votos se lo rompimos al duhaldismo y los barones del Conurbano. Ahora sí, cumpa. Ahora sí que iba a venir la nueva política. "La transversalidad", como la llamaba Néstor. O sea, los mejores componentes progresistas sin importar el partido político; los buenos de un lado y los malos del otro.

Sin embargo, los Kirchner -o sea, los buenos- ganaron, pero no fueron a buscar a los otros buenos. Al contrario, se fueron con esos malos a quienes les habíamos ganado. Se fueron con ese grupo de mafiosos que nos habían enseñado a fustigar. Y la verdad que me hizo mucho ruido que un bueno dejara de lado a los otros buenos y se fuera con muchos malos. Tanto ruido me hizo que me generó mi primera gran desilusión política. Y, como en el amor, nada peor que un despechado político.

La luna de miel de Néstor con los malos en 2005 coincidió con las primeras denuncias de corrupción sobre la gestión de los medios no oficialistas. O sea, de La Nación y de Perfil. Porque por aquellos años Clarín era un medio kirchnerista. Tan, pero tan, que hasta le hizo la campaña a "Cristina, Cobos y vos". ¿Se acuerda que Cobos se escribió con K y que la presi lo eligió como vicepresidente?

La cuestión es que en el medio del crecimiento económico aparecieron las primeras denuncias de corrupción. Y, de hecho, cualquiera que tenía un amigo en la función pública o un conocido en espacios de poder escuchaba algo sobre el comportamiento non sancto de los pingüinos. Igual por aquellos años la corrupción no importaba porque estábamos creciendo y había más trabajo. Y seamos honestos, ¿qué importaba que robaran si hacían? No sé si a usted le gusta el capo de Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia. Yo no sé si me gusta (o si lo odio), pero en una nota de 2013 titulada "Periodismo de investigación" en el marco de la investigación del programa de Jorge Lanata sobre #LaRutadelDineroK dice algo bastante interesante:

"Gran parte de la audiencia no siempre está dispuesta a digerir el periodismo de investigación. Todos lo disfrutan cuando la economía empeora y la popularidad del gobierno es mayoritariamente negativa. Pero en los primeros años de cualquier gobierno exitoso sólo un núcleo reducido de la audiencia sigue valorando el papel de fiscal del poder que realiza el periodismo de investigación"

Y es verdad, ¿no? Si tenemos el bolsillo lleno -o al menos más lleno que antes- todos nos hacemos un poquito los boludos con la corrupción. Y ojo que tampoco lo critico. Lo puedo entender. Posta posta. Más aún con quienes sufrieron la hostilidad del neoliberalismo.


Amado Boudou y Cristina Kirchner en tiempos felices. El vicepresidente nos hace el Topo Gigio a todos los gorilas.

Yendo al tema que nos toca, no hace falta mucho para que nos caiga antipática la figura de Amado Boudou. Aime -como le decimos los amigos- militó en la UCEDE de Álvaro Alsogaray, fue formado en la ortodoxia neoliberal y de repente se volvió progresista y ascendió meteóricamente en el poder. No hace falta mucho: con sólo ser de centro-izquierda posta o creer que las cosas demandan más esfuerzo que sonrisas, guitarra y el apoyo de Hugo Moyano, uno puede sentir desprecio por Boudou. Espere, ¿posta no se acuerda que el camionero fue kirchnerista y se elogiaban mutuamente con Amado Boudou? Mire, mire!

Sí hay que reconocerle dos méritos: se aprendió la marcha peronista y se ganó la confianza de Cristina Kirchner. Algo nada fácil. A tal punto que CFK lo puso al frente del Ministerio de Economía y, sin ningún éxito, pasó a ser su candidato a Vicepresidente para las elecciones de 2011. Para ser justos deberíamos decir que el Gobierno señala a Amado como el responsable de la estatización de las AFJP. Eso es mucho. Aunque también deberíamos decir que es la versión oficial. En fin, para las presidenciales de 2011 ya se sabía bastante sobre la corrupción en el kirchnerismo. No era novedad.



Si alguien me pregunta a mí cuáles son los dos símbolos de la corrupción desde la vuelta de la democracia respondería: el argentino Carlos Menem y el brasileño Fernando Collor de Mello. Si solo tengo que centrarme en nuestro país digo: Carlos Menem y Amado Boudou. Y estaría bueno ver con el porcentaje que fueron re-electos el riojano y Cristina, cuyo candidato a vice fue Amado Boudou.

1994. Carlos Menem - Carlos Ruckauf:             44,94%

2011. Cristina Kirchner - Amado Boudou:         54,11%

Para muchos, el procesamiento dictado por el juez Ariel Lijo es un reflejo de un "fin de ciclo". Yo sería más cauteloso: todavía queda una instancia más de apelación y las presiones del Ejecutivo pueden surtir efecto. Recordemos que Amado ya limpió al entonces Procurador General Estaban Righi, al juez federal Daniel Rafecas y al fiscal Carlos Rívolo. Digo, para que la gilada ahora no salga a decir que el procesamiento de Boudou muestra que la Justicia nunca fue presionada por el kirchnerismo.

La cuestión es que Boudou fue procesado y cualquiera que haya leído los indicios que lo vinculan con el caso Ciccone o visto la entrevista en TN habrá notados que para el Vicepresidente hay demasiadas casualidades. Todas, de hecho. Es bastante obvio que utilizó su poder político para hacer negocios sucios. Ahora bien, yo me hago una pregunta que la quiero compartir: ¿en un régimen hiper-presidencialista es posible que el vicepresidente se haya cortado solo para comprar "la fábrica de hacer billetes"? ¿Realmente CFK no sabía absolutamente nada? ¿Por qué Cristina lo bancó tanto?

Tal vez, con miras a las próximas presidenciales deberíamos observar nuestro comportamiento electoral en los períodos de crecimiento económico y preguntarnos si realmente vale la pena el "Roban, pero hacen"Quizás observando que a los argentinos no nos importa elegir gobiernos corruptos con tal de que haya crecimiento económico podamos responder "¿Qué nos pasó?".

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