29 mayo 2016

Del Bronx a El Alto

Hoy es la primera vez que vuelvo solo al Bronx porque mis compañeros de departamento y con quienes compartiré mesa mañana se fueron al puente de Brooklyn.
En el camino, con todas las alertas encendidas -gracias imaginarios construidos por las industrias culturales-, recordé mis vueltas a El Alto (Bolivia) donde evitaba volver de noche por exigencia de mis vecinos y la presencia de "cogoteros": una modalidad de robo que consistía en ahorcar desde atrás con una soga en el cogote. Tras bajarme del colectivito, caminaba seis cuadras rapidito, según los 4000 metros sobre el nivel del mar me lo permitieran.

En ambas ciudades me sentí y siento diferente: si allá todos eran aymaras, acá la mayoría son negros. Y entre ambos pueblos también hay diferencias: si en Bolivia los indígenas son más silenciosos, aquí los negros hacen mucho más ruido.
Sin embargo, cuando dejás de lado esas nimiedades, te das cuenta de que las diferencias son mínimas: un latino me ayuda a pedir comida china, veo unas mujeres tomando fresco en el patio frente a la calle y unos chicos miran al cielo señalando las "clouds".
Cuando nos quede más claro que lo que nos unes es más fuerte que lo que nos diferencia, daremos un gran paso en poder construir un mundo mejor.

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