10 junio 2016

La coherencia de Mauricio Macri

En sus primeros seis meses de Gobierno, el modelo neoliberal de Mauricio Macri confirmó muchos de los miedos que se tenían en la llamada "campaña del miedo".

Se liberó la economía, permitiendo un brutal aumento del precio de los alimentos. Si en ocho años en la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri aumentó la mortalidad infantil, en estos seis meses de Gobierno Nacional aumentó no sólo la pobreza, sino también la indigencia, o sea, la cantidad de personas que no pueden ingerir la cantidad de alimentos necesario para sobrevivir. La mentada "pobreza cero" fue sólo un eslogan para esconder la verdadera política económica del macrismo.

Respondiendo a los intereses del establishment, se realizaron despidos masivos que luego se trasladaron al sector privado. Con el apoyo de la burocracia sindical y el miedo a perder el laburo, esto permitió negociaciones paritarias por debajo de la inflación. Aún peor, mintió un consenso con empresarios para frenar despidos que nunca funcionó y vetó una ley para dar una doble indemnización a quienes eran despedidos.

Los tarifazos en la luz, agua, gas y transporte pegaron tanto en las familias como en las pequeñas y medianas empresas. Mientras las familias retrajeron su consumo, algunas PyMes comenzaron o bien a cerrar o bien a despedir personal. El tarifazo también impactó en clubes de barrio, teatros y centros culturales.

Para ser coherente con su modelo, el macrismo benefició a los poderosos: al sector agroexportador, cerealeras y megaminería con la quita de retenciones, a las petroleras con el aumento de las naftas y los subsidios, a las empresas privadas que brindan servicios públicos por aumento de tarifas y al sector financiero con tasas por encima del 30%. Traduzco: los ricos son más ricos y usted menos clase media.

Un desastre para quien quiere un mundo mejor.

Les mintió en la cara. Macri incumplió todas las promesas de campaña y benefició a los más ricos. Foto: La Nación

Pero el macrismo tuvo un gran aliado: los medios masivos. Abusando de la ignorancia económica del hombre común, instalaron la idea de que éste era el único camino posible. Como si la economía fuera una ciencia exacta. Repitieron que había que ajustar hasta el fondo sí o sí a las clases populares y medias, mientras que los mismo de siempre llenaban sus bolsillos con trasferencia de recursos. Los autodenominados medios independientes no se indignaron lo suficiente por la incoherencia de este modelo: mientras la multinacional Barrick Gold dejó de pagar impuestos y Mc Donald's comenzó a cobrar subsidios, una familia de conurbano pasó a consumir menos carne y a recortar consumo. Tampoco se indignaron tanto con los #PanamaPapers.

Pero esto no es nada comparado con lo que le queda por delante al neoliberalismo. Aún falta avanzar sobre Aerolíneas Argentinas, YPF y, más miedo aún, el sistema jubilatorio. No es sólo un modelo económico, sino un proyecto de civilización. Con el aumento del desempleo y la crisis económica habrá que sentarse a esperar al aumento del individualismo y una caída de la solidaridad.

Si no nos cree -al igual que no nos creyó en la campaña del miedo- lo invitamos a que vuelva a votar al macrismo el año que viene. Y, por qué no, en 2019. Eso sí, revístase de egoísmo y póngase la vacuna de la insensibilidad social.

La Revolución de la Alegría viene con menos leche y pan. Con menos asados. Con frío por el aumento de la luz y el gas. Con miedo a perder el trabajo. Con tristeza e incertidumbre. Con hambre.

¿"Pobreza Cero"? Las guindas.

La revolución de la alegría se transformó en una revolución de la esperanza. Una revolución de la esperanza sostenida por los medios y que de a poco se va apagando. Ojalá el pueblo no se quede dormido como sucedió con el Gobierno anterior.

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