30 junio 2016

Messi, el fútbol y el éxito

"Ya no queremos hacer sacrificios a la obsesión del éxito
 y la excelencia, bajo la amenaza de la desintegración social"
Jerome Baschet - Adiós al capitalismo

"Existe un mensaje social perverso que dice que el que pierde se tiene que ir.
En el mundial, la Argentina perdió, pero fue el mejor del grupo.

Pero como a partir de ahí hay que destruir al que perdió,
hay que buscar argumentos para que el que perdió quede como un inútil"
Marcelo "el loco" Bielsa


Me da vergüenza decirlo, ¿sabe? Pero tras la derrota de la selección me levanté triste. Triste porque el fútbol volvió a ser injusto. No es una novedad, claro. Aún así, fue más injusto porque lo sufrió el mejor del mundo. Que, para colmo, es un buen tipo. Y humilde. Algo a lo que los argentinos no estamos acostumbrados.

Pero si me permite, me interesa hablar más allá del fútbol y pensar nuestra idea de éxito. Discutir si el éxito es tan importante para la vida o si, en cambio, lo es para las sociedades en las cuales vivimos. O sea, cuando tenga un hijo, ¿deberé enseñarle que una de las cosas fundamentales de la vida es "ser exitoso"?

Hace unos años, un sabio aymara me explicó que prefería no utilizar el concepto de éxito porque formaba parte del repertorio discursivo y cultural del capitalismo. Me costó entenderlo, pero cuando pensé que el éxito está asociado a la acumulación de riqueza, a que "te vaya bien" en el trabajo o a la fama, tuvo más sentido.

Entonces, me pregunto, ¿qué significa ser exitoso en nuestras sociedades? Y se me ocurren muchas respuestas: desde aparecer en la tele y tener un buen culo, hasta vivir de rentas e invitar champagne en un boliche, pasando por acumular títulos académicos. Y para usted, ¿qué es el éxito?

Matías Morla. Abogado mediático exitoso. Antes de ser elegido por Maradona, defendió a Ricky Fort, Moria Casán y Vicky Xipolitakis. Actualmente es defensor de uno de los acusados por la tragedia Time Wrap. Desde comienzo de año sale con una chica Payboy.


Sobre los jugadores

A lo que quiero ir es a que le pifiamos si creemos que Lionel Messi tendrá éxito en la Selección Argentina sólo si lo vemos levantar una copa con la celeste y blanca. Es lo que todos queremos, claro. Y él es el primero que quiere ganar un Mundial: esto lo sabe cualquiera que pateó alguna vez una pelota.

Por eso somos injustos si salimos a matarlo a Messi y los jugadores por una derrota. Somos injustos porque estos pibes que no llegan a los 30 años sueñan con ser campeones antes de que nosotros comencemos nuestras carreras laborales. ¿Acaso usted es el mejor de Argentina, América o el mundo en su profesión?

Piense un segundo, ¿le parece de pecho frío llevar en sus hombros las esperanzas de su familia, sus amigos, el barrio y el club? Mientras nosotros jugábamos en la calle a las escondidas, ellos estaban con la pierna con hielo o se morían de frío para ir a entrenar a la mañana. ¿Cuántos "pechos caliente" habrán dejado de ir a bailar a los 15 años porque al otro día tenían que jugar? (NdeR: sí, es un temazo, lo sé).

Y ni pensar cuando llegaron a primera o fueron vendidos a Europa. ¿Se puede imaginar un segundo que millones de niños alrededor del mundo tengan una camiseta con su nombre? No poder irse de vacaciones ni salir a la calle en paz. Y, más aún, ¿tener la cabeza como para seguir sus carreras sin derrapar ni creérsela? No se lo imaginan, claro que no. Hágase un favor, escuche a "el loco" Bielsa aconsejar a un jugador. Espere, léalo también porque es un mensaje hermoso.


Joe Fernández. En su Twitter se presenta como actor, astrólogo y escritor. A sus 41 años, escribe cataratas de tweets contra Higuaín.


Ni Brasil 2014 ni Chile 2015: Corea - Japón 2002

Si bien muchos señalan con razón que esta es la tercera final consecutiva que perdemos, la mejor comparación es con el dream team de Marcelo Bielsa que quedó afuera en la primera fase. Del mismo modo que hace 14 años, volvimos a trasladar nuestra frustración política y económica al deporte, y queremos que un grupo de pibes nos den la alegría que ni un país ni un sistema basado en la desigualdad nos dan.

En 2014 había más gente puteando a Rodrigo Palacio que al Ministro de Planificación, Julio de Vido, y al Secretario de Obra Pública, José López. Y en 2016, habemus más tipos bardeando al Pipita Higuaín que al Ministro de Energía, Juan José Aranguren, y al Presidente del Banco Nación, Carlos Melconian.

Pensémoslo un segundo: nos es mucho más fácil putear a los DT cuando quedan afuera de un Mundial que a los Presidentes que se roban el país, evaden impuestos o aumentan la pobreza, la indigencia y la desocupación con la complicidad del silencio social. Usted sabrá en qué presidente pensar. Y ni hablar de la responsabilidad de Julio Grondona, el mafioso que estuvo al frente de la AFA durante décadas.

No soy claro, pero, intento decir: nos enojamos y nos da más tristeza una final perdida que la mortalidad infantil, las villas miserias que no paran de crecer y la gente que duerme en la calle. Que cada vez son más.




Contra una sociedad del éxito

Y entonces, ¿vamos a bajarle a los niños la idea de que si no son primeros son mediocres? A los chicos que son escoltas en la bandera, ¿les diremos pecho frío por no haber sido abanderados? Porque en el fondo el tema es más profundo: ¿vamos a seguir descargando nuestras frustraciones en los que patean la pelota? ¿Vamos a exigirle más a los jugadores que a nuestros gobernantes? Pregunto porque no tengo memoria de que Finlandia o Noruega hayan jugado un mundial y los citamos como los mejores países para vivir.

El fútbol es un deporte hermoso que más allá de ser cascoteado por el negocio sigue generando valores como el compañerismo, el sacrificio y formar parte de un grupo. Y si no pregúntenle a Gerard Piqué qué sintió cuando Carles Puyol anunció que dejaba el fútbol. El fútbol fomenta la solidaridad. Que el exitismo sea de aquellos que nunca tocaron una pelota ni tienen una vida plena que les dé otra gratificación.

Termino con la canción que canta alguien que quiero mucho, más allá de que su equipo haya descendido varias veces: "Porque al Porve lo quiero, lo vengo a alentar / Porque al Porve lo quiero, lo vengo a alentar / En las buenas y en las mucho más".

Flaco favor le hacemos al deporte más lindo del mundo si permitimos que los valores de una sociedad enferma de exitismo, competencia e individualismo manchen la pelota. Y que todos lo sepan: el amor y la fidelidad a los colores más allá del resultado también los enseña el fútbol.

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