05 marzo 2014

Interpelación al kirchnerismo intolerante

A diferencia del kirchnerismo orgánico que, tras la derrota en las PASO, ha bajado el nivel de beligerancia y enfrentamiento, el "kirchnerismo intolerante" (que quede claro que no me refiero al todo, sino al sector más radical de ese todo) no termina de entender que la correlación de fuerzas ha sufrido una modificación y se abre un período de transición hasta las elecciones de 2015. Tampoco ha entendido que el problema que enfrenta el oficialismo es justamente el grado de kirchnerismo que tendrá el próximo candidato del Partido Justicialista (de más a menos): el "Pato" Urribarri, Jorge Capitanich, Daniel Scioli (quien últimamente ha sumado muchas adhesiones en Facebook) o Florencio Randazzo. También habría que ver cuánto kirchnerismo les queda.


Tampoco entendieron que la ciudadanía se ha expresado en contra de los fanatismos y la afrenta permanente a quienes no piensan igual. Recordemos que el sector más fanático no ha tenido problema en condenar al Papa Francisco (quien estaría preso si por ellos fuera) o a Julio César Strassera, por citar algunos.

Si efectivamente ese sector no-intelectual del oficialismo desea defender las conquistas populares del kirchnerismo alcanzadas en esta década, como ser la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Medios, o la nacionalización de las AFJP o YPF (por nombrar algunas), no sólo debe buscar alianzas ideológicas con los sectores nacionales y populares no afines al kirchnerismo, sino también intentar persuadir a quienes no piensan en el mismo sentido. Las transformaciones sociales no dependen meramente de la imposición, sino que, si quieren superar lo transitorio, también demandan la acción pedagógica y grandes dosis de paciencia.


En medio de una crisis de hegemonía y cuando la inflación y el congelamiento salarial hacen mella en los sectores que han apoyado al Gobierno, si el sector intolerante del kirchnerismo pretende transformar y persuadir a partir de la afrenta y la diatriba, difícilmente logre convencer a algún adversario político. A menos que sólo pretendan chicanear a los que no piensan dogmáticamente igual.

Si buscan que los cambios de esta década perduren, busquen persuadir y entablar acuerdos con los sectores ideológicos afines no oficialistas. De lo contrario, sigan por el mismo camino. 

Amén, hermanos.

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