02 septiembre 2013

Acumular y concentrar

En Del espíritu de las leyes (1748), Montesquieu plantea una idea que trascenderá hasta nuestra época: "Todo hombre que tiene poder se ve impulsado a abusar de él, y llega hasta donde encuentra límites". A partir de esta premisa, arribará a una interesante y novedosa conclusión: "Para que no se pueda abusar del poder, es necesario que por la disposición de las cosas, el poder detenga al poder". 

La división de poderes será la consecuencia de esta idea dieciochesca.

Siguiendo a Montesquieu, a los federalistas y a la memoria histórica, algunos pensamos que quienes concentran poder, tienden a abusar de él a fines de imponer su voluntad particular, incluso, en detrimento de los intereses de la mayoría. Por esas casualidades históricas, en Argentina estamos viviendo el debate sobre la concentración de poder y sus límites en dos campos no tan distantes: la política y la comunicación.


Montesquieu: "Todo hombre que tiene poder se ve impulsado a abusar de él, y llega hasta donde encuentra límites".

Desde hace 10 años el kirchnerismo es el poder hegemónico en la Argentina. Sólo tuvo un tropezón en 2009 que supo sortear rápidamente a base de buenas políticas y gestión. La victoria del 54 por ciento de 2011 aceleró su afán de poder con el "vamos por todo", que en en los últimos meses se transformó en un avance sobre la Justicia y la reelección indefinida. El proceso de acumulación de poder K tocó su pico con el "Cristina eterna", que tras la derrota legislativa buscaron convertir en un invento mediático ajeno al deseo oficialista.

Desde hace décadas el Grupo Clarin viene comprando medios en el campo de las telecomunicaciones. Nacido durante el peronismo, el diario que supo ser la voz del desarrollismo se terminó convirtiendo en un multimedios que domina el mercado de la televisión, la radio, la prensa escrita y la producción de papel de diario. Ya en tiempos kirchneristas se quedó con el negocio del cable. Todos sus medios en conjunto le permiten a Héctor Magnetto y a Ernestina Herrera de Noble tener una gran capacidad de acción para imponer su discurso y construir así una visión de la realidad que llega a millones de argentinos. De más está decir que esta mirada de la realidad nunca va en detrimento de sus intereses privados.

Quienes estamos en contra de la concentración de poder, creemos que hay que ponerle límites. Que se entienda: no queremos un Gobierno impotente, dado que el partido al frente del Poder Ejecutivo debe ser capaz de llevar a cabo sus políticas. Pero en este juego dialéctico de sumas y restas, el poder no debe ser excesivo ni abusivo en pos de beneficiar un interés particular.

Habiendo dicho esto, podermos decir que agosto de 2013 podría pasar a la historia como el mes en que la sociedad argentina le puso límites a dos poderes hegemónicos.

Por un lado, las reglas de juego de la democracia le pusieron un freno a la acumulación de poder del kirchnerismo. Los mismos votos que le dieron un cheque en blanco a CFK para hacer y deshacer con el dedo, hoy le están poniendo un freno. Veremos qué ocurre en octubre, cuando las elecciones definitivas marquen el resultado final. Pero todo indicaría que el kirchnerismo perdería por 10 puntos.

Por otro lado, en la última semana, las reglas de juego de la república dieron un nuevo paso para que se aplique plenamente la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y que finalmente Clarin inicie el proceso de adecuación y desinversión, o sea, que tenga menos medios. Una ley nacida de la sociedad civil, impulsada por el Poder Ejecutivo, votada por el Poder Legislativo y avalada por el Poder Judicial sería un cuarteto republicano fantástico para ponerle freno a uno de los mayores pulpos mediáticos del mundo. 

Si la Corte Suprema de Justicia falla a favor de la Ley de Medios (o sea, en contra de Clarin) después de una derrota kirchnerista en las urnas creo yo que los jueces del Supremo Tribunal habrán jugado un papel histórico inconmensurable en el trajín diario. Más si sumamos la inconstitucionalidad de algunas de las reformas a la Justicia llevadas a cabo por la mayoría cristinista en el Congreso.

Estamos viviendo uno de esos momentos históricos en los que el tiempo se acelera. Si la sociedad y sus instituciones le ponen freno al poder político y al poder mediático se habrá dado un nuevo paso en la construcción de la democracia.

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